Ganar un encuentro esta temporada se ha convertido en un auténtico martirio para el Villarreal. Los amarillos sufren la desesperación de ver cómo con dos fogonazos los rivales se les suben a las barbas y les arañan puntos, mientras ellos deben sudar sangre no solo para cerrar los partidos, sino para puntuar con regularidad. Ese clima de frustración y nerviosismo, propio del estrés derivado de la situación clasificatoria del equipo, han resaltado dos problemas: ha aumentado el número de puntos que se han esfumado en los compases finales de los partidos y, en concreto, en La Cerámica. Una sangría que reclama puntos de sutura a la de ya.

«En estas situaciones te crecen los enanos, el rival aprieta y aparecen errores que nos matan» y «Tenemos que hacer muchísimo para ganar los partidos y los rivales con poco nos hacen mucho daño» eran los dos mensajes pregonados desde el vestuario por Álvaro e Iborra después de ver atónitos como el Espanyol les robaba dos puntos merecidos por los groguets. Los datos no mienten. El Villarreal es el octavo equipo de LaLiga que menos lanzamientos en contra necesita para encajar gol (8'9 disparos por encuentro). Por si fuera poco los errores puntuales siguen condenando la recuperación del equipo. El Submarino domina gran parte de los encuentros, pero no saca réedito. Esos fallos ahora cuestan el doble por las urgencias en cuanto a puntuación, por ello la concentración debe ser máxima hasta el pitido final. Getafe y Espanyol han evidenciado este problema, que viene de lejos. Los azulones rebañaron un punto en el 89' y los pericos dos en los últimos quince minutos. Hasta siete puntos han volado del zurrón en los minutos finales esta campaña solo en Liga. Un lujo innecesario e inasumible.

Tanto el cuerpo técnico como el vestuario deben incidir en ese trabajo psicológico para recuperarse a nivel ánimico. Sin ir más lejos Álvaro puso como ejemplo al Athletic de Gaizka Garitano como un plantel que lo ha pasado mal y ya mira a la zona media. «Debemos pensar que si arrancamos nos van a temer, pero debemos cambiar la situación ya», aseguró el defensa cántabro. Ahora mismo la plantilla amarilla está unida, pero frustrada al ver cómo no le salen las cosas. Una presión añadida que dificulta la tarea de la salvación.

El Villarreal ya es el peor equipo en casa de toda la categoría. La Cerámica solo ha vivido una victoria en doce partidos y solo nueve puntos. El club ha movilizado a la hinchada y el aliento de los suyos no faltará en casa hasta final de curso.«Trabajar y permanecer unidos. Algún día llegará ese partido que hagamos menos méritos y ganemos», aseguraba Iborra el domingo en el pospartido. El equipo está mentalizado de que con unión y trabajo revertirán la situación. El Submarino lucha por lograr un punto de inflexión que desbloqueé a la plantilla. Frente al Real Valladolid, además de ser la siguiente 'final' de los de Calleja, es otra buena oportunidad de hacerlo. «Debemos pensar que los resultados llegarán y seguir creciendo, debemos pensar que podemos y que vamos a dar la vuelta», indicó Álvaro.Una victoria para rebajar el nivel de tensión, ganar en autoestima y despegar antes de la entrada en liza de la Europa League. Las jornadas pasan y los pocos puntos pesan.

Visita al Metropolitano

Ayer por la tarde se conocieron los horarios y las fechas de la vigesimoquinta jornada de LaLiga. Los groguets visitarán al Atlético de Madrid el próximo domingo 24 de febrero a las 16:15, solo tres días después de la vuelta de los 1/16 de final de la Europa League en casa frente al Sporting de Portugal. El pasado curso los de Javi Calleja cosecharon un empate a uno en el Metropolitano.