Gil Manzano, el colegiado que en la campaña 16/17 abandonó el entonces estadio de El Madrigal con una bolsa de regalos del Real Madridarbitrará el Villarreal-Real Madrid de este fin de semana con los rescoldos del polémico arbitraje de hace unos días todavía humeantes.

Al margen de lo vivido el viernes en el Ciutat, el segundo tanto del Real Madrid aquel día de 2017 fue el que generó el lío. Después de un rechace de Mateo Musacchio, el balón rebotó en la mano izquierda de Bruno Soriano y el árbitro señaló los 11 metros. «Lo verá claro en televisión: no puedo hacer nada, no puedo cortarme el brazo, el rebote se me queda ahí», aseguró el de Artana. Fran Escribá era el técnico del Villarreal y también fue taxativo: «Según lo que nos dicen en la reuniones, una mano de un rebote no es penalti». El penalti lo metió Cristiano, el Cristiano, Real Madrid