Volvió Asenjo. Fue la gran novedad en el once de Calleja y al margen de que él pudiese estar más o menos exigido y acertado —en su haber contabilizó cuatro paradas, una de ellas con un balón blocado, así como un duelo aéreo ganado y ningún error de bulto, si bien tampoco tuvo que realizar intervenciones de excesivo mérito más allá de un primer disparo de Arnaiz y otro franco de Óscar a la media vuelta—, lo bien cierto es que el equipo por fin logró mantener su puerta a cero. Fue la primera vez que lo consiguió esta temporada en partido oficial y además, jugando a domicilio, era algo que no lograba desde el 25 de abril, aún en la temporada pasada.

Aquella vez fue en Anoeta en un partido clave para la salvación que los de Calleja ganaron 0-1 con Andrés Fernández bajo palos y con un gol de Gerard Moreno en las postrimerías. Esta vez con Asenjo, pero por encima de todo con un equipo más solido.

La entrada de Anguissa en el eje de la medular junto a Iborra le resta fútbol pero le da músculo, algo que se agradece lejos de La Cerámica. Ésas únicas cuatro paradas realizadas por Asenjo en situaciones no demasiado comprometidas más allá de las dos mencionadas inicialmente, ante un total de once disparos, hablan de la mejoría del equipo en las dos semanas de descanso, una mejoría que se debe mantener si se quiere prolongar la dinámica positiva. Ante el Real Madrid ya se vio mayor intensidad defensiva en las acciones a balón parado y frente al Leganés, a nivel global.

LaLiga pasada, con 49 goles, el equipo ya fue el séptimo máximo goleador de la competición y esta campaña ha marcado en todos sus partidos oficiales. Saben que el cero en la portería propia es sinónimo de éxito.