El mes de octubre que comienza es el que Bruno Soriano. El futbolista de Artana, que jugó su último partido el 21 de mayo de 2017, acaba contrato en 30 de junio de 2020 y pese al calvario que está viviendo como consecuencia de su última y prolongada lesión, no ceja en su empeño por reaparecer y tiene la intención de reintegrarse de forma progresiva a lo largo de este mes en el grupo.

Tiene un año más de contrato y su futuro es una incógnita. Lo que fue en julio de 2017 la «extirpación de un osteofito» junto a la tibia ha generado varios problemas posteriores que le han impedido reaparecer. Con 35 años ya, hace apenas tres meses volvió a pasar por el quirófano para ser operado de la rodilla izquierda, en concreto de su tendón rotuliano, por el doctor Sakari Orava en el hospital NEO Mehiläinen de Turku (Finlandia). Tomó la decisión tras varios tratamientos y el paso por diversas consultas médicas.

En las últimas semanas se le ha visto trabajar sobre el césped de Miralcamp en solitario, si bien eso no es una referencia válida porque cuando se le han aumentado las cargas o se le ha reintegrado al grupo al menos en dos intentonas anteriores ha visto aparecer o reaparecer sus molestias . Es por ello que nadie en el club lanza las campanas al vuelo y todos van con pies de plomo, aunque fuentes próximas al club aseguran que sus sensaciones «son mejores que en anteriores intentos».

El referente de Cazorla

Bruno quiere, pero ya ha dejado de tener urgencia. Desde su círculo más próximo todo el mundo guarda silencio porque han sido ya al menos dos ocasiones en las que el futbolista ha experimentado una regresión cuando sentía que podía volver. Todo es cautela, aunque en el ambiente flota la figura de Santi Cazorla, quien tras una experiencia similar volvió al máximo nivel