La maldición del Mundial Sub-17 acabó en humillación. La selección española tenía muchas esperanzas depositadas en conquistar el único título que faltaba en las vitrinas de la Federación Espanol en toda su hisotoria. No podrá ser. El sueño se convirtió en drama. La Rojita se había proclamado subcampeona cuatro veces en 1991, 2003, 2007 y 2017 con la generación de Ferran Torres y Hugo Guillamón. La historia sigue igual en 2019. O peor. La Sub-17 de David Gordo fue eliminada con todo merecimiento en los cuartos de final contra una todopoderosa Francia que presentó su candidatura al cetro mundial. Fueron seis goles, pero pudieron ser muchos más si no es por la actuación del portero Iván Martínez que cumplió en el mano a mano, pero transmitió mucha inseguridad a balón parado como el resto del equipo. Los 'bleaus' impusieron su técnica y su físico y fueron infinitamente superiores. España hace las maletas y regresa de Brasil con la peor imagen posible. La de un equipo roto y frágil en defensa que encajó tres goles de saque de esquina, cometió errores garrafales y fue incapaz de frenar el vendaval de los franceses por tierra, mar y aire. Sangría atrás. Amarga despedida.

El arranque de partido con el gol del capitán Germán Valera desde la frontal del área fue un espejismo. Francia se apoderó del control del partido con el paso de los minutos, empató con un saque de esquina de Kouassi mal defendido por Ilaix e impuso su ley sin piedad con exhibición de un Mbuku en banda izquierda que volvió loco al valencianista Joseda Menargues hasta convertirse en el primer cambio. El francés del Reims marcó un gol y dio una asistencia. Todvavía más escandaloso fue el recital de Aouchiche. El mediapunta del PSG marcó, botó los tres córners y envió un balón al palo. De '10' como su dorsal. Todo los contrario en la Roja. La chispa en ataque de los Robert Navarro, Pedri y compañía se apagó en el día clave. Ni hubo fútbol ni llegadas. El seleccionador apostó por el '9' de la Juventus Pablo Moreno en detrimento de Jordi Escobar. El delantero del Valencia fue suplente como en los octavos de final. Jordi pagó caro su falta de ritmo de competición en el Mestalla. Un caso único en toda la plantilla de España que invita a la reflexión del club. La misma que tendrá que hacer la RFEF y David Gordo después del 1-6. El palo para esta generación es demasiado duro.