El estallido ha sido cuestión de horas: estadios cerrados, cientos de aplazamientos en todas las categorías, todo tipo de disciplinas damnificadas y localidades en cuarentena. El coronavirus ha contagiado al fútbol y al deporte. La Atalanta está envuelta en el epicentro. Italia ha tenido que tomar medidas contundentes para contener la expansión del brote epidémico y controlar la emergencia en el norte del país. El Gobierno está trabajando para atacar una crisis que alcanza más de 150 infectados, con tres víctimas mortales en los últimos días. El adversario del Valencia CF en Champions debía jugar este domingo en Bérgamo, ante el Sassuolo, pero el partido fue suspendido. Lo mismo ha ocurrido con otros tres encuentros de la Serie A: Torino-Parma, Hellas-Cagliari e Inter-Sampdoria. Todo en ciudades de referencia. Los estadios Grande Torino de Turín, el Bentegodi de Verona y el Meazza de Milán se cerraron como consecuencia de la legislación extraordinaria del Consejo de Ministros italiano, reunido de urgencia en la tarde del sábado para acordar soluciones y delimitar la zona de contagio. La situación preocupa, pero se está intentando ofrecer información y moderar al máximo la alerta.

El martes y el miércoles de la semana pasada, el Valencia CF desembarcó en Lombardía con relativa normalidad. La expedición sí fue examinada a su llegada, en el mismo aeropuerto de Malpensa, dentro de la política de puntos de control en la UE desde que el coronavirus rompió en China. La exposición fue mínima porque el equipo sólo se movió del hotel de concetración a San Siro. Los aficionados aterrizaron desde distintos puntos, también se presentaron por carretera, y disfrutaron de uno o dos días por Milán, ciudad con dos casos de contagio. A los valencianistas que llegaron con avión les tomaron la temperatura al entrar en Italia, pero no hubo control de salida, al menos, el jueves. No lo hubo en Malpensa y tampoco en otros aeropuertos, como Bérgamo o Bolonia, en la región vecina de Reggio Emilia. Tampoco por carretera. La gran crisis todavía no había explotado. En Milán, normalidad total durante el día, ni una mascarilla, más allá de las -habituales- en los turistas asiáticos. Ahora, han empezado a multiplicarse.

Desplazamiento en duda

Se vieron mascarillas en el Roma- Lecce, en el Olímpico. "En estos momentos más que nunca tenemos el deber de ser prudentes y responsables. Es necesario actuar con seriedad y determinación, sin alarmismo pero evitando cualquier situación de riesgo", lanzó el Ministro de Deportes. Ese es el motivo que propició la suspensión del partido de la Atalanta. En Bérgamo no había casos de coronavirus (hasta hoy lunes, una víctima mortal), pero también se suspendió la final Challenger de tenis. En dos semanas se espera el desembarco de 3.000 bergamascos en València, por el partido de vuelta de la Champions League. En duda queda el desplazamiento. Depende de la evolución. La movilidad en los principales focos de contagio está restringida, por ejemplo. Las competiciones deportivas en Véneto y Lombardía -las dos regiones más afectadas- han sido suspendidas, como los eventos, públicos o privados, que involucren aglomeración de gente. En el norte se han suspendido las clases en los centros de estudio, los viajes organizados y también espectáculos como el célebre Carnaval de Venecia, que se quedó sin sus dos últimos días. Teatros como La Escala en Milán, cines, la famosa semana de la moda de la capital lombarda...

Inter-Ludogorets, referencia

Italia espera una evolución positiva de aquí a las primeras fechas de marzo (día 1), pero los próximos partidos van a ser referencia sobre lo que puede suceder. El próximo jueves, el Inter resuelve la eliminatoria de Europa League ante el Ludogorets. El partido no se puede posponer, por lo tanto, se está evaluando jugar a puerta cerrada o en un campo neutral, según la información de La Gazzetta dello Sport. La UEFA tiene difícil encajar las fechas. En la Pinetina -el centro de portivo de los nerazzurri- ya se han activado las medidas de seguridad: se pidió la documentación para acreditar que no procedenden de los once municipios del brote. Bérgamo no está entre ellos, de momento.

Todos los deportes afectados

El sábado, no se celebro el Ascoli-Cremonese. En Serie C (Segunda B italiana) no se jugó en Gorgonzola y Lecco, en Arzignano, en Saló y en Piacenza, esta última de Reggio Emilia, región contigua, donde hay tres casos. En el centro y el sur de Italia no hubo restricción. Los equipos de Piamonte, Lombardía o Véneto sí se han desplazado a otras provincias no afectadas por el coronavirus. Por lo tanto, no se esperan problemas para disputar la vuelta de la semifinal de Copa de Italia entre Napoli e Inter, en el San Paolo de Nápoles. Se está evaluando el Juve-Milan en Turín, capital piamontesa, donde el domingo no se arriesgó con el Toro-Parma. Se busca normalidad y garantías de seguridad. La actividad sólo ha frenado al cien por cien en Véneto y Lombardía. Italia va a cambiar sus hábitos, hasta nueva orden.

La Unión Europea, inquieta

Bruselas teme que la propagación del virus provoque el primer cierre de fronteras por motivos sanitarios. Austria ha suspendido el tráfico ferroviario con sus vecinos. La Comisión Europea observa su expansión con inquietud, aunque ha destacado la rápida reacción de las autoridades y su transparencia. La Champions y la Europa League vuelven de inmediato, con su fase decisiva por disputar.

A una hora del epicentro italiano

La movilidad -entredas y salidas- de los principales focos de contagio, que afecta a 11 localidades por el momento, está restringida con la amenaza de sanciones penales y se ha reforzado el control policial. Ya se ha realizado más de 3.000 análisis a sospechosos. Codogno, Vò Euganeo, Soresina... Están en cuarentena, incluso no se va a ir a trabajar. La región de Bérgamo y la Atalanta están a una hora de las zonas rojas, pero la duda es natural.