Optimismo... contenido. La hoja de ruta que UEFA, ligas, federaciones, clubes y futbolistas acordaron el martes es un primer paso para salvar la temporada y hay que darle valor, pero la lectura en frío desprende dudas y problemas importantes pendientes de solución. En tiempos del Covid-19 es fundamental ejercer un liderazgo positivo; por eso, las partes se encargaron de lanzar un mensaje de unión, responsabilidad y dominio. La idea es adaptarse para cerrar antes del 30 de junio, pero la posibilidad de finalizar las competiciones durante el verano es la opción más probable. Rubiales también lo dejó caer en rueda de prensa. UEFA contempla la posibilidad y no por casualidad está entre los puntos del protocolo pactado. Los responsables comprenden la opción de reajustar todo el calendario, hasta finales de 2021, incluso matizar 2022.

Se contemplan todos los escenarios. Los más optimistas, en UEFA, siguen soñando con volver en un mes. Sin embargo, los más prácticos trabajan y planifican con el foco puesto en mayo. El día a día, mientras crece el número de contagios, y la situación a primeros de abril serán claves según los especialistas.

La sintonía es fundamental

El calendario preocupa, mucho. Tras las ronda de reuniones vía videoconferencia, Aleksander Ceferin (UEFA) remarcó la voluntad expresa de formar -como tarde el viernes- la comisión especial dedicada a reajustar la fechas. Javier Tebas (LaLiga) será uno de los responsables, junto a representantes de la Premier League inglesa, tres miembros de la ECA (Asociacion de clubes europeos) y un delegado del resto de ligas europeas. Rubiales reconoció el martes que todavía no había llamado a Tebas. RFEF y LaLiga tienen diferencias importantes... que deben quedar al margen. Italia les marca el camino. Lega y FIGC ya están trabajando en calendarios y se han creado comisiones entre clubes y su Asociación de Futbolistas para pactar una vuelta a los entrenamientos segura. Se están calculando los daños económicos y se les ha pedido a los jugadores colaboración. Es una referencia.

Lo fácil era aplazar la EURO

Ahora queda lo más difícil. El sacrificio -histórico- de aplazar la Eurocopa era la parte menos engorrosa, porque todas las partes estaban de acuerdo en que era la solución más coherente y con un impacto económico más asumible. Liberar ese espacio, entre el 11 de junio y el 11 de julio, reservado para el campeonato de selecciones era imprescindible para terminar las ligas, las copas y también Champions y Europa League, las dos joyas de la UEFA. Ese voto unánime para suspender la Eurocopa esconde e insiste en un problema gordo -el calendario- y en una guerra superior.

Como dijo Rubiales, hay acuerdo para completar las ligas con todas las jornadas que faltan, por justicia deportiva y porque esos partidos son garantía para salvar los ingresos de los derechos de TV. En ese punto, Rubiales acusó a Tebas de mirar sólo por el negocio, pero lo mismo sucede con la Champions y la Europa League. La UEFA también quiere resolver con el actual formato -con ida y vuelta- lo que resta de octavos, los cuartos, las semifinales y la final de Estambul. Por eso, Rubiales remitió a Ceferin y Giorgio Marchetti cuando le preguntaron por el formato de las dos competiciones europeas. En principio, nada de final a cuatro en sede única. La UEFA quiere una gran fiesta, en sábado de Champions y ha reservado el 27 de junio. La Europa League bajaría el telón el día 24. También es lo más justo.

Contemplan 10-15 días de julio

El último fin de semana con liga arrancó el viernes 6 de marzo, con el Alavés-Valencia. Después, la semana de Champions y Europa League estuvo condicionada por la pandemia. Si los tiempos que se dan para estabilizar la situación de emergencia son de ocho-doce semanas, la hipótesis más realista pasa recuperar las competiciones entre el 10 y el 14 de mayo. LaLiga espera hacerlo un poco antes, el día dos. Hay tres hipótesis escalonadas y ninguna es segura. Lo que es seguro es que todos los caminos llevan la temporada más allá del 30 de junio, fecha en la que finalizan los contratos (cesiones, jugadores libres, fichajes cerrados) y se abre el mercado. En España e Italia cuentan con el comodín de los 10-15 primeros días de julio. Y fijan una referencia: la final de la Eurocopa (aplazada), que se iba a jugar el domingo 12.

Fútbol de plata y de bronce

El fútbol español necesita -como mínimo- doce fechas libres: 11 jornadas de LaLiga más la final de Copa del Rey, que Rubiales quiere celebrar en fin de semana, como merece. Segunda también está pendiente, play-off de ascenso incluido, pero se podría arreglar jugando entre semana, a toda máquina. La Champions reclama otras seis. Por eso, todo lo que sea ir más allá del 10 de mayo implicaría un golpe tremendo. Entonce se entraría en el terreno de las últimas opciones. En Italia lo han dejado claro: se podría jugar a puerta cerrada y -aquí, sí- el formato de las competiciones 2020/21 estaría abierto a cambios importantes en la forma.

El calor del verano

La idea es adaptarse para cerrar antes del 30 de junio, porque es cuando terminan los contratos (las cesiones, por ejemplo), problema que sería un mal menor, incluso se podría llegar a un gran acuerdo para prorrogar la relación de jugadores como Florenzi. Por ahora, todavía no hay luz al final del túnel. Como el resto de la sociedad, el fútbol vive en encierro. Los clubes han diseñado planes específicos de preparación física y nutrición, pero la preparación atlética, la dinámica de grupo y el tono mental están comprometidos por esta parada domiciliaria que promete se todavía más larga. Los técnicos planifican una pretemporada en primavera, se preparan para semanas embutidas de partidos, dos a la semana, con temperaturas cada vez más altas y una Liga concentrada en mes y pico o dos meses de competición.

Los médicos insisten en que no conviene recortar los tiempos previstos por las autoridades sanitarias, la idea es ajustarse a las medidas del Gobierno y los especialistas insisten en desaconsejar los entrenamientos colectivos. El Covid-19 ha cambiado y va a cambiar todas las condiciones de la competición. Por eso, la base hecha, la profundidad en plantilla, la calidad y la mentalidad se presentan como factores determinantes. La gran cuestión es convertir este ciclo en oportunidad y no en tiempo perdido.