Los clubes de LaLiga ya saben que si la competición no se reanuda, económicamente la sangría será de aúpa. Por eso están dispuestos a comprimir el calendario al máximo con tal de disputar todas las jornadas que faltan. Incluso aunque se vean obligados a jugar cada 48 horas, el mínimo legal entre un partido y otro. El del calendario está precisamente entre los temas que abordará hoy la comisión delegada de la patronal, de la que forman parte Valencia, Levante y Villarreal. Todos sus miembros están convocados a una reunión en la que, pese a no estar en los puntos del orden del día, se pasará revista a los últimos acontecimientos. Especialmente a la prórroga del estado de alarma que el gobierno anunció para 15 días más y que LaLiga contemplaba como una posibilidad muy real en su hoja de ruta.

Igual que hace una semana, el encuentro será por videoconferencia siguiendo los protocolos de seguridad por el coronavirus. Además de los clubes de la Comunitat, en ella estarán representados los otros tres que componen la mesa de Primera (Real Madrid, Barcelona y Betis) y los seis de Segunda (Deportivo, Cádiz, Las Palmas, Alcorcón Lugo y Almería). Como consecuencia del problema con el calendario, el gran desvelo para la patronal está ahora en el impacto económico de la cancelación del fútbol. El jueves pasado, también por videoconferencia, LaLiga informó a sus afiliados del nuevo marco legal y las medidas en las que pueden ampararse. Varios clubes han descartado hacer un ERTE entre jugadores y empleados, pero los apuros de otros hacen que esta opción siga sobre la mesa.

El gabinete jurídico del Barça es uno de los que está estudiando esta posibilidad o la de plantear una reducción salarial. LaLiga ha evaluado en 700 millones una posible cancelación, un bocado que viene básicamente de los derechos de televisión. Lo que está fuera de duda es que la suspensión oficial de dos jornadas es una medida que con la prórroga del estado de alarma se queda corta. En el peor de los casos LaLiga, ya plenamente consciente de que la cuarentena se iría a más allá de la Semana Santa, contemplaba que el balón volviese a rodar a mitad de mayo, el fin de semana del 16-17, con lo que el primer partido sería el viernes 15.

Este escenario, al borde del límite y sin necesidad de estirar los contratos más allá del 30 de junio, implicaría jugar partidos cada dos días para cuadrar las fechas con las competiciones europeas. Así, la Champions coincidiría en fin de semana con LaLiga y volvería a jugarse otra vez en lunes. Arrancando a mediados de mayo y siguiendo el patrón de fechas en China, habría tiempo para la puesta a punto de los equipos con mini-pretemporadas, aunque en función de los niveles de contagio para entonces del coronavirus es probable que tuviese que jugarse aún a puerta cerrada.

Opción exprés en la Premier

La Premier League está dispuesta a apurar aún más los plazos. Estudia volver el 1 de junio y aun así arrancar la temporada 2020-21 el próximo 8 de agosto para así evitar las posibles demandas por incumplimiento de sus contratos televisivos. Según Telegraph, la competición se reanudaría a puerta cerrada y el gobierno estaría por la labor, ya que el fútbol televisado sería una válvula de escape para los ciudadanos si se mantiene el confinamiento en casa.