Primero en el Eastern AA, y ahora con la camiseta del Kitchee SC. Manuel Bleda, futbolista valenciano (Massamagrell, l'Horta Nord), se ha asentado en la Premier League de Hong Kong. La experiencia de la ciudad asiática debe mantenernos en alerta con el COVID-19. Allí creyeron superar al virus, pero llegó un repunte en los casos positivos del virus. Su testimonio invita a la reflexión. ¿Está lista España para sobreponerse a la pandemia?

La entrevista

¿Usted recuerda cuándo fue la primera vez que dio la voz de alarma a su familia desde Hong Kong y qué le dijiste?

—El coronavirus se dio a conocer en Hong Kong en enero, aunque yo ya había leído al respecto en South China Morning, un medio que hay aquí, anteriormente. Comentaban que en China había un virus sin precedentes, pero no le dimos mucha importancia porque pensamos que lo tendrían más o menos controlado. Pero claro, un mes después llegó la alarma aquí. El Gobierno decidió paralizar la producción y cerrarlo absolutamente todo. Y estamos hablando que llevábamos 60 casos... no era prácticamente nada. Te pones a pensar que son 60 casos en una ciudad que tiene siete millones y medio de habitantes más turistas y que la cifra asciende a unos 10 millones con turistas casi todos los meses... Y entonces piensas, algo grave tiene que ser.

—¿Qué medidas exactas tomó el Gobierno cuando detectó el peligro real del virus?

—El virus llegó a Hong Kong a mediados de enero. No nos metieron en casa dos semanas como en España, pero sí lo pararon todo. Desde el primer día que se dijo esto, llegó el presidente del Kitchee SC bajó al vestuario y nos dijo que se iba a cancelar todo y que no sabían cuándo se iba a reanudar. Para entrar al centro de trabajo teníamos que cumplir unas medidas de precaución, que eran tomarnos la temperatura, rellenar una hoja diciendo dónde habíamos estado las últimas 24 horas, si hemos tenido algún efecto, con quién habíamos estado... El club nos dijo directamente que evitáramos concentraciones, el uso de transporte público. Desde el Gobierno a diario también iban diciendo lo que pasaba desde el inicio. El aeropuerto ya tenía medidas. A mis padres desde el primer momento se lo dije. Esto en España se veía todavía muy lejos, pero yo les decía a mis familiares que el mundo está interconectado y que iba a llegar y os iba a coger a todos desprevenidos, como ha ocurrido.

—¿Cómo ha llevado el virus con su familia teniendo en cuenta que los plazos no son paralelos?

Mis padres decían, ¿qué tenemos que hacer? Y yo les dije que fueran tomando precauciones. Y esto afecta a todo el mundo. Y aquí en China ya se estaba conociendo que también afecta a jóvenes. De hecho, aquí la primera persona que fallece con coronavirus tenía 39 años y sin ningún tipo de patología previa. En España vendían al principio que el virus solo afectaba a gente vieja y que era como una gripe normal y yo veía las noticias de allí y me enfadaba. Pensaba que no tenían ni idea de lo que venía y me parecía increíble que no se estuvieran tomando medidas. En España las medidas se han tomado tarde y mal.

—¿Cómo ha sido la evolución del virus y de la práctica del fútbol en Hong Kong? ¿Es verdad que puso pulseras con localización para controlar el movimiento de la población durante la cuarentena?

—El tema de las pulseras ya lleva tiempo aquí. Sobre la evolución del virus, a inicios de marzo aquí los casos se estabilizaron. El Gobierno nos abrió un estadio para todos los equipos y dijo que teníamos que reanudar la competición, con un límite de 120 personas en el campo. Había dos vestuarios en los que no podíamos estar más de 6 personas y tampoco podíamos ducharnos allí. Fueron normas muy estrictas y los responsables del Gobierno miraban que se cumpliera con las normas. En los banquillos se obligaba a llevar mascarillas, por ejemplo. Pero después de esto Hong Kong reabrió la frontera; no la había cerrado del todo... pero dejó entrar a gente de Europa. Durante dos semanas mucha gente de Europa volvió a su casa y en cuestión de 3 o 4 días subieron las cifras y los valores positivos. Entonces nos dieron la noticia de que se cancelaba de nuevo el campeonato sin fecha de vuelta. El 13 de abril se volverán a reunir (los responsables de la Premier League). El Gobierno tomó medidas más estrictas y la gente que llegaba al aeropuerto tenía que pasar una cuarentena, pero que no pudieron frenar el repunte con eso, ahora ya nadie puede entrar al país. Ningún turista. Incluso no permiten que un vuelo haga escala en Hong Kong.

—En el periodo de vuelta al fútbol antes de la segunda suspensión de la liga, ¿qué ha podido jugar?

—Solo tres partidos... dos de liga y uno de copa. No nos ha dado tiempo a nada más. Aquí a principios de temporada tuvimos las protestas (sociopolíticas) que también nos paralizaron la competición y ahora tenemos que jugarlo todo de golpe. No salen los números.

—Durante la primera fase no se llegó al confinamiento, pero con el repunte, ¿qué espera?

—Ya hay gente pidiendo leyes marciales para que no hubiera nadie por la calle. Yo creo que esto durará 7-14 días, que es lo que dura la incubación del virus. Ahora falta por ver, si lo contienen tan bien como la primera vez o si ven que se sigue reproduciendo. Por ejemplo, había gente que se quitaba la pulsera, la dejaba en casa y salía. Por eso también se ha podido reproducir el virus. Veremos a ver si va a más o a menos y ya se tomarán otras medidas más estrictas.

—¿Su equipo continúa con los entrenamientos con normalidad?

—Hasta el lunes entrenábamos en nuestro centro deportivo, que es propiedad nuestra. El resto de equipos, como sus instalaciones son del Gobierno, no estaban entrenando. Pero el martes nos dijeron que esta semana ya no se entrenará y la que viene se verá...

—A nivel futbolístico, debe de estar siendo un año duro...

—Estoy que me subo por las paredes, ya no sé qué hacer. Ha sido el año más duro que he vivido, incluso más que aquella temporada que salí del Levante con la lesión. Estar fuera de los campos por lesión está fuera de tu control. Esto también está fuera de tu control, pero en casa se te hacen los días muy largos.

—¿Qué diría a los españoles?

—Mis padres me decían que tuviera cuidado, pero los que tienen que tener cuidado son ellos. España no está preparada para una pandemia así. Si los hospitales ya están colapsados con normalidad, imagínate si van 3.000 o 4.000 personas a la vez. Es inviable. Y al Gobierno le pediría que fuera un poco más serio. La seriedad no va con los españoles en general y esto nos tiene que servir como lección. Ahora hay que ser fuertes y cumplir las normas.