Bruno Soriano saltó al césped esta misma semana y las sensaciones son tan positivas que ya se piensa en una vuelta a los terrenos de juego, en competición oficial, en un futuro a corto plazo. Tres años después de su último encuentro, contra el Valencia en Mestalla en la jornada que cerraba el curso 2016/17, el de Artana ve la luz al final del túnel y la afición lo celebra. No solo la del Villarreal, la que más motivos tiene para estar de fiesta por la noticia, sino también todo el fútbol español. Porque Bruno ha sido uno de esos referentes en el centro del campo en LaLiga durante toda una década y solo la amalgama de talento en esa medular en España, en la época dorada de La Roja, le impidió sumar más internacionalidades con la selección.

Del Villarreal hasta la médula y un capitán dentro y fuera del terreno de juego, Bruno Soriano pisó el primer equipo pocos meses después de aquel 25 de abril de 2006 en el que el Villarreal perdía ante el Arsenal en semifinales de la Champions en El Madrigal, ahora renombrado como La Cerámica. Concretamente, el 15 de julio, contra el Maribor en la Intertoto, disputando 19 minutos. Ese año también debutaría en LaLiga Santander, contra el Mallorca en Son Moix, y en el trayecto ha superado los más de 300 en competición liguera. Bruno sabe lo que es jugar la Champions y la Europa League con el Villarreal. También lo que es sufrir un descenso y quedarse en la entidad, a pesar de las muchas ofertas, para subirlo a Primera un año después. Desde hace tres años sin embargo, Bruno juega el encuentro más importante de su vida. Una carrera contra una lesión que le ha dejado fuera muchas veces.

La realidad es que el centrocampista amarillo ha estado a un paso de volver en alguna que otra ocasión, pero desde el club se apunta a ésta como la ocasión definitiva. Más en forma, con la mente fuerte y con ganas de jugar de nuevo un partido con la camiseta amarilla y el brazalete puesto en el brazo. El capitán tiene en Cazorla, compañero y amigo, a un gran ejemplo y prueba de ello es el espectacular nivel que ha mostrado el asturiano desde que volvió al Villarreal. En ese medio también le espera con los brazos abiertos Manu Trigueros. Desde su unión en Segunda División en la 2012/13, fueron una de las parejas de moda en el campeonato nacional. Una dupla que acaparaba elogios y que tenía poco que envidiar a las grandes de LaLiga durante varios años y que se vio frenada el 21 de mayo de 2017. Curiosamente el de Talavera de la Reina marcaría en Mestalla en su último partido juntos, el último de Bruno hasta la fecha.

Esa 2016/17 aparece por otra parte en la memoria amarilla y relacionada con Bruno Soriano gracias al nombre de Rodri Hernández. El medio, ahora en el City, reconoció en muchas ocasiones su admiración por el de Artana. Un espejo en el que mirarse y un futbolista con el que comparte muchísimas virtudes. La zurda y la diestra compartieron un año juntos y a raíz de la lesión del capitán, la figura del ‘joven’ talento emergió con más fuerza. Tras esa temporada abandonó el club y se marchó al Atlético de Madrid para dejar al conjunto amarillo huérfano de ese perfil. Cáseres, Javi Fuego, incluso Iturra, o la figura de Funes Mori en esa posición, no lograron darle al equipo lo que necesitaba y en enero se tuvo que echar mano de Iborra, un camaleón capaz de jugar de pivote o de interior sea cual sea el perfil para aportar abajo y en llegada. Este año, mientras Bruno Soriano apretaba para volver a los terrenos de juego, Calleja juntó un trivote con la llegada de Anguissa, más Cazorla e Iborra, aunque tras la lesión y posterior recuperación del asturiano, acabó juntando a Iborra, Cazorla y Trigueros, con el africano perdiendo protagonismo.

En cualquier caso, la realidad es que la figura de Bruno Soriano todavía se echa de menos en La Cerámica. Tres años han sido demasiados años perdidos buscándole sobre el terreno de juego y deseando una pronta recuperación. Y ahora, ese jugador que impresionó a Aragonés primero (el Sabio le valoró muy bien en el año de su debut en el Villarreal aunque no le llamó), y a Del Bosque después, quien contó con él incluso en una Eurocopa, trabaja para volver a ser ese centrocampista que dejó su huella en LaLiga. En el club esperan que ésta sea su recuperación definitiva y la afición no puede dejar de celebrarlo. Eso sí, con cierta prudencia.