Koke Contreras es este martes tendencia de búsqueda en Google por una entrevista desde la prisión de Alhaurín de la Torre. Hace cuatro años que está retirado del fútbol. Y 16 desde la mañana del 13 de mayo de 2004 en la que posó con la camiseta del Valencia CF.

Fue en La Commanderie, la Ciudad Deportiva del Olympique de Marsella. Drogba se entrenaba a medio gas y su nombre estaba en las quinielas para jugar la final de Goteborg si el marfileño, traspasado ya al Chelsea, no se recuperaba a tiempo. Con los del Velodrome jugó 47 partidos y metió seis goles.

De estrella emergente a la cárcel. Koke lleva seis meses entre rejas por un turbio asunto de drogas. La Policía le considera como el presunto cabecilla de una banda a la que decomisaron 20 toneladas de hachís y entre la que se cuentan más de 20 detenidos. Uno de ellos es su propio hermano. El nombre de la operación delata su importancia en la trama: Maskoke.

Lejos, muy lejos quedan los tiempos en los que con 19 años debutó en el Málaga de Peiró campeón de la Intertoto. Su llegada al Marsella fue apoteósica. "Al final jugará, lo están haciendo más grande de lo que es", revelaba en referencia a Drogba. Toda la prensa francesa estaba en vilo.

José Anigo, oriundo de La Unión (Murcia), era entonces su entrenador. El técnico, que chapurreba el castellano, le permitía sin ningún problema que atendiera a los dos enviados de SUPER. Durante una semana estuvimos infiltrados en un equipo que empezando por Barthez estaba repleto de estrellas. También andaba por allí Mido.

El enfado de Barthez

Su agente, Manel Ferrer, nos echó un par de cables para movernos. Fue titular contra el Montpellier (1-1) en el Velodrome antes de la final. Lo vimos en directo junto a Edu Maciá, entonces en la secretaría técnica del Valencia CF.

Posó con la camiseta blanquinegra de Toyota y nos fuimos a un restaurante del puerto contiguo a una tienda de souvenirs del OM. Drogba nos atendió el día que todo el mundo lo buscaba. Con Barthez hubo menos suerte: intentó requisarnos la cámara de fotos. Eran sus tiempos de post-noviazgo con Linda Evangelista.

Tiempo después estuvo reunido con la Juventus pero no cuajó. En Grecia tocó techo: capitán del Aris de Salónica y 35 goles. Y a partir de ahí, el declive: Bolivia, Azerbaiyán, India... Colgó las botas en 2016. Hoy, con 37 años, ha vuelto a los periódicos. Desgraciadamente no por el fútbol.