El Villarreal, debido a la crisis generada por la expansión del coronavirus, empieza a amoldarse a la situación para cuadrar números y ajustar cuentas ante, con vistas a la próxima temporada, las numerables pérdidas que registrará la entidad. En un escenario donde se dejarán de lado los traspasos millonarios y se priorizarán los recursos deportivos cuya rentabilidad sea elevada, el conjunto groguet se prepara para trabajar en darle viabilidad económica al club en un contexto desfavorable.

Con el toque de queda de Javier Tebas, haciendo referencia a su consejo de que los clubes deben recortar sus partidas presupuestarias entre un veinte y un treinta por cien, el primer paso será asumir las disminuciones provocadas por la reanudación de LaLiga con sus estadios cerrados al público. La venta de entradas y el quebranto de patrocinadores son factores que dejarán de ser ingresados, además de que las cifras televisivas pueden verse reducidas pese a que la prohibición de jugar partido a puerta abierta destape dicha vía a través de un aumento de audiencia. Por ello, reducir la sangría es de vital importancia para salvaguardar el estado de salud del club de La Plana Baixa, teniendo en cuenta que las circunstancias provocadas por el COVID19 estarán presentes, por lo menos, hasta 2021.

Sin embargo, se estudia cómo satisfacer a los 19.000 socios que no podrán disfrutar ni de lo que resta de competición ni de su equipo desde las gradas indefinidamente. El presidente, Fernando Roig, y el consejero delegado y el vicepresidente, José Manuel Llaneza, sondean alternativas que pasan por el ofrecimiento de un abono que anteponga la fidelidad y beneficie la asistencia.

No obstante, el quid de la cuestión se encuentra en el apartado de los fichajes. Tras una ventana de transferencias en la que desembolsaron la mayor cantidad de su historia con la incorporación de Paco Alcácer, los groguets deberán priorizar en reforzar su plantilla mediante la cantera, una de las más prolíferas a nivel nacional. En un primer equipo bien confeccionado, las pinceladas que le quedan para ser altamente competitivo se realizarán con jugadores de las filas inferiores o con opciones rentables en parámetros financieros.

Pese a que no se encuentre en un periodo de recortes y que la economía no sea adversa, según apunta el periódico Mediterráneo, el Villarreal se prepara para trabajar en un marco donde los efectos de la pandemia tendrán sus respectivas consecuencias.