El Villarreal regresa a LaLiga ante un Celta que es la auténtica bestia negra de Javi Calleja en el banquillo, ya que el técnico suma tres partidos perdidos seguidos ante los vigueses. Uno de ellos supuso su destitución como entrenador la campaña pasada y a ella se suman la derrota en Balaídos que complicó la salvación y la dura derrota de esta campaña en La Cerámica. Además, las tres derrotas que sufrieron los castellonenses en las tres jornadas antes de que se parara el campeonato les dejaron fuera Europa, un objetivo que el equipo amarillo quiere alcanzar y para el que necesita ganar entre seis o siete de los once partidos que restan.

El equipo villarrealense cuenta con la baja del lesionado Funes Mori, que no podrá jugar en lo que queda de liga, al romperse el tendón del recto anterior, y de Bruno Soriano, en proceso de readaptación después de tres años lesionado. Tampoco estará el lateral Rubén Peña, sancionado, del mismo modo que Calleja no se podrá sentar en el banquillo por el mismo motivo y para cubrir estas bajas entran en la lista Chakla, Lozano, Alex Baena, Fer Niño y Migue.

Respecto al posible once, parece que el técnico va a seguir apostando por el bloque que jugaba antes de que parara la liga. Así, podría estar formado por Sergio Asenjo como portero, con una defensa con Mario Gaspar, Raúl Albiol, Pau Torres y Alberto Moren, un centro del campo con Vicente Iborra, Manu Trigueros y Santi Cazorla, a los que acompañarán en ataque Moi Gómez y Gerard Moreno en las bandas, para dejar en punta a Paco Alcácer. La posibilidad de poder tener cinco cambios permitirá a Calleja recurrir a otros jugadores como revulsivo, un papel en el que futbolistas como Samu Chukwueze, Manu Morlanes, Javi Ontiveros o Carlos Bacca pueden tener un papel destacado.

El rival, el Celta de Vigo, regresa también a LaLiga Santander en la que para ellos será la primera de las once "finales" que le esperan para lograr la permanencia. El parón alcanzó al conjunto dirigido por Óscar García Junyent en su mejor momento, lanzado hacia la tranquilidad después de sumar nueve de los últimos quince puntos, y la incertidumbre ahora en el celtismo es cómo responderá su equipo tras más de tres meses sin competir por culpa de la crisis sanitaria.