Fali ha pasado de no querer jugar al fútbol por la crisis del coronavirus a participar en la vuelta de su equipo a la competición. El central valenciano tuvo que salir desde el banquillo, en la segunda mitad del Cádiz - Rayo Vallecano, para sustituir a su compañero Luismi Quesada por lesión, algo impensable hace apenas un mes, cuando se negaba a regresar al ruedo deportivo.

La crisis del coronavirus hizo estragos en el central. El riesgo de contagios y la situación generada por la pandemia hizo que, ante la situación de entablar fases de entrenamientos antes de volver a disputar lo que queda de LaLiga Smartbank, no quisiera entrenar hasta que no hubiera una vacuna que garantizase tanto su seguridad como la del resto de su familia. Sin embargo, superó su miedo al ponerse a disposición de profesionales del cuadro andaluz.