El Rostov, equipo entrenado por Valeri Karpin ha caído este fin de semana 10-1 ante el Sochi en un partido de la liga rusa al verse forzado a jugar con juveniles debido al positivo por coronavirus de seis de sus futbolistas.

Ante el riesgo de sufrir una derrota técnica, ya que toda la plantilla del primer equipo se encuentra en cuarentena, el Rostov, cuarto clasificado, viajó al mar Negro con un equipo integrado por jugadores del filial y juveniles, el más joven de los cuales tenía 17 años y dos meses.

La liga rusa propuso posponer el partido hasta el 19 de julio, pero el Sochi se negó, lo que no dejó otra opción al equipo cosaco que disputar el encuentro correspondiente a la vigésima tercera jornada del campeonato ruso.

"Animaremos a nuestros niños. Veremos el partido por televisión", dijo Karpin, que también tuvo que apuntarse al autoaislamiento.

Algunos medios sugirieron que los positivos por COVID-19 en el Rostov podrían obligar a cancelar todo el campeonato, pero los directivos de la liga rusa lo descartaron.

El caso es que el equipo visitante se adelantó en el primer minuto en el marcador por medio del jugador de 18 años Román Románov, aunque el resto del partido fue un asedio local.

Kokorin marcó dos goles en el primer tiempo y el Sochi se fue al descanso con un contundente resultado a su favor (4-1), diferencia que aumentaría en el segundo tiempo hasta la decena.

El máximo goleador del partido fue Kokorin con tres goles, mientras Poloz y Zobolotni marcaron dos tantos cada uno.

La liga rusa arrancó un par de horas antes con el partido que enfrentó en el estadio Samara Arena al Krilia Sovétov local y al Akhmat, con victoria del segundo (2-4) que le permitió abandonar el último puesto de la clasificación.

Como el estadio de Samara tiene un aforo para 42.000 espectadores y la federación permitía una asistencia del 10 por ciento, más de cuatro mil aficionados asistieron al partido manteniendo una distancia de dos metros.