"No todo es ganar. Ni mucho menos. De hecho, tengo la firme convicción de que se aprende mucho más desde la derrota que desde la victoria. Porque la primera nos invita al crecimiento constante, a la mejora, al aprendizaje. Unas características que están firmemente ligadas a los valores positivos del deporte. Esos que hablan del esfuerzo, la superación, el compañerismo o la empatía. Esta pasada semana pudimos ver un ejemplo perfecto en la localidad que tengo la suerte de dirigir desde la alcaldía. Acogimos la fase de ascenso de Regional Preferente a Tercera División. Doce equipos llegados de todos los rincones de la Comunitat Valenciana. Los mejores. En un formato de eliminatorias que, pese a vivirlo sin público, levantó gran expectación y se ha calificado como un éxito.

Pues bien. Ni mucho menos el comportamiento de todos los conjuntos resultó ejemplar. Y se observó sobre todo por la magnífica educación mostrada por el filial del Castellón, un equipo que cayó en los penaltis pero que pese a eso dejó las instalaciones, a su salida, impolutas, casi mejor que las recibió. Todos los desechos en las bolsas de basura, perfectamente atadas y recogidas en un rincón. Los vestuarios limpios como una patena. Nada roto. Todo en orden. Un ejemplo. Ni muchos menos fue el comportamiento de otros conjuntos, varios de los cuales (y no diré nombres por ser elegante) pasaron por las instalaciones que Alberic cedió gratuitamente como quien pasa por un campo de batalla, permitiéndose el lujo de poder ensuciar y destrozar todo aquello que desearon. Con el convencimiento de que lo que no es suyo, no es de nadie. De que lo que es de todos, se puede destrozar. Y no. Por ahí no pasamos. Es una vergüenza. Los futbolistas gozan a menudo de privilegios que no tienen otros deportistas. Están a menudo demasiado crecidos, poseedores de una fama que es, además de irreal, impropia en categoría regional, en Tercera, en Segunda B e incluso en la Segunda División. Hace falta mucha humildad entre los futbolistas.

Gracias a los jugadores del Castellón B. Por ser ejemplo de valores, por formar parte de una institución que sabe comportarse. Por ofrecer a los jóvenes modelos que deben ser seguidos".

Toño Carratalá, alcalde de Alberic

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Las imágenes de la vergüenza en Alberic