El ascenso a Primera División, sea por el bando que sea, se decidirá en el encuentro que baje el telón de la promoción de ascenso a la máxima categoría del fútbol español. El Elche peleará por lograr una dimensión superior en la misma tesitura que en semifinales. Tras empatar a cero en el Martínez Valero y con la obligación de ganar o, en su defecto, igualar la contienda a goles. Como ante el Zaragoza y con la finalidad de que el desenlace sea idéntico, pero con el valor añadido que supone uno de los resultados que se le exige. La fe fue más la línea a seguir de los de Pacheta que la pizarra, interrumpida de manera constante ante el respeto que existió entre ambos clubes. El Girona quiso. Y más, sabiendo que su delantero de referencia, Cristhian Stuani, llegaba en estado de dulzura, pero también fue víctima de las imprecisiones de su conjunto.

El resultado plasmó lo que se decretó en el verde. Ninguna de las dos plantillas encontró su punto de desequilibrio ni su momento. En los primeros compases del segundo asalto, el intercambio de golpes y de dominio contrarrestó lo saboreado en los cuarenta y cinco minutos iniciales. Solo se vio un disparo defectuoso de Samu Sáiz, quien dudó entre golpear al arco o aprovechar el desmarque de ruptura del punta uruguayo, y un remate forzado de Nino tras un centro medido procedente de la izquierda de Juan Cruz. Los catalanes apenas intimidaron pese a tener a su máximo goleador en el tapete del Martínez Valero, inadvertido durante el cómputo global de los noventa minutos. Sin embargo, el Elche puso una marcha más en el último ecuador. Pacheta quemó todas sus naves y agotó los cinco cambios en busca de un tanto que pudo llegar desde el punto de penalti, pero el árbitro no contempló ilegalidad.

Iván Sánchez, después de recorrerse la banda derecha de un campo con un estado casi impracticable y adentrarse en el área, cedió para un Óscar Gil que, en plena disputa, cayó al suelo ante la intervención de Granell, aunque el colegiado obligó a que la acción mantuviera un camino que precedió a la más clara de los franjiverdes. Otra internada procedente de la misma ubicación del estadio finalizó en las botas de Pere Milla, pero se marchó lejos de la meta de Riesgo. Con las espadas aún en todo lo alto, los ilicitanos se la jugarán en Montilivi.