La segunda prueba para el combinado de Unai Emery se tradujo en más trabajo por hacer. El amistoso frente al Tenerife dejó más sombras que luces y, sobre todo, una derrota tan inesperada como llamativa. La confección de la plantilla está siendo una de las sensaciones de cara al curso que está a punto de arrancar, pero a falta de aproximadamente tres semanas para que la competición liguera dé el pistoletazo de salida, la química, el entendimiento y la sinergia entre los jugadores han de ser limadas con la finalidad alcanzar los ambiciosos objetivos que se respiran en las entrañas de La Cerámica.

No en vano, el encuentro fue una de cal y otra de arena. Los primeros minutos desprendieron una sensación continuista, según el boceto que se presentó ante el Cartagena. Aunque el susto lo dio Alberto Moreno, cuando en los primeros compases, tuvo que retirarse por un golpe en la rodilla, pero su salida del terreno de juego fue por precaución. Sin embargo, su sustituto, Pau Torres, tuvo una velada para olvidar. En la segunda mitad, tuvo gran trascendencia en los goles encajados. En el primero falla para dejar solo a Apeh (1-1). En el segundo rompe un fuera de juego que habilitó a Jorge Padilla, cuando su intención fue realizar el efecto contrario. Y el tercero tuvo su sello, mediante un tanto en propia meta (1-3). Una actuación que no casa ni con su nivel ni con el cartel que ha adquirido a través de su rendimiento en su primer curso en la élite.

Pese al desajuste en la retaguardia, no son todo malas noticias para el entrenador de Hondarribia. Se extrajeron conclusiones positivas que hay que prolongar. Paco Alcácer vio nuevamente puerta después de una acción individual sobresaliente de Samu Chukwueze (2-2) y Gerard Moreno ratificó que, además de ver portería, también se asocia, activa líneas, da movilidad y asiste. Una recuperación de Kubo habilitó al delantero para darle continuidad a la jugada y proyectar una asistencia que dejó solo y materializó Álex Baena. El canterano, uno de los hombres reclutados por Emery desde el filial, dejó buenas sensaciones sobre las instalaciones del Pinatar Arena partiendo desde la banda y compenetrándose con el resto de amarillos. Mientras, Parejo sigue in crescendo. El excentrocampista del Valencia cuajó 45 minutos que fueron de menor a mayor incidencia y los finalizó con buenos detalles, tanto técnicos como tácticos. Pese a ello, el Villarreal deberá seguir puliendo toda su maquinaria.