La selección sumó con esfuerzo su segunda victoria consecutiva en la Liga de las Naciones ante Suiza, un rival incómodo pero inofensivo ante el que los de Luis Enrique consolidaron con más seriedad que brillantez su nueva propuesta. El triunfo deja a la Roja líder del grupo 4 con dos puntos de ventaja sobre Alemania de cara a alcanzar la final a cuatro. El próximo martes se mide a Ucrania a domicilio. Con Campaña fuera de la convocatoria tras su debut ante Portugal, Gayá fue titular y uno de los destacados. También aparecieron de inicio el groguet Pau Torres y un Ferran que perdonó el segundo gol con un mal cabezazo. Gerard jugó los últimos 20 minutos, pero cuando la selección estaba de recogida.

Y es que España golpeó cuando pudo. Un horror en cadena de Suiza le puso el gol en bandeja a Oyarzabal. Una acción tragicómica en la que el portero Sommer cogió a contrapie a su central al sacar el balón desde atrás. Coser y cantar después de un arranque en el que las cosas no fluyeron especialmente. El delantero de la Real Sociedad agradeció el regalo y definió con seguridad. Apenas había pasado un instante de un contacto demasiado leve para ser penalti con el que Ansu Fati rodó por el área. Hasta ese momento lo más relevante había sido el paradón de De Gea a Benito, la única oportunidad de los suizos en el primer acto. Los de Petkovic, que apenas cruzaron la línea de medios, ya no se acercaron más por los dominios del portero del United. Su insistencia en salir con el balón en corto desde atrás hasta enternecía. Un nivel elevadísimo de riesgo al que España no supo sacarle provecho.

El retratado Sommer se desquitó del horror del primer gol en su siguiente intervención. Un centro de Navas cabeceado por Ferran con todo a favor y que el portero escupió con los guantes. Cierto es que el exvalencianista perdió la referencia del balón, tal vez deslumbrado. En lugar de picarlo abajo, el remate le salió centrado. Pero aun así la parada fue de mérito. Tanto como el servicio del lateral del Sevilla, de cuyo pie todo lo que sale tiene un sabor exquisito. Nadie le dio a la Roja más profundidad que él por su banda hasta que Gayá ganó yardas tras el descanso. Y es que más allá del testarazo, Ferran fue el único capaz de hacer cosquillas colándose entre íneas y forzando la tarjeta a Scharr es una de sus arrancadas.

El tempranero gol allanó y mucho el camino para España, donde entre Sergio Busquets y el entonado Merino llevaron la batuta. La posesión fue abrumadoramente para los de Luis Enrique, aunque el dominio siguió sin traducirse en un flujo intenso de llegadas. La de Ferran fue a la postre la última hasta el descanso. Y es que pese a sus limitaciones, Suiza llegó al descanso con el único peaje del error de su portero. Dani Olmo y el flamante Ansu Fati apenas aparecieron. Tampoco lo hizo Xhaka, muy apagado.

Oyarzabal perdonó a puerta vacía nada más volver del entreacto en una nueva intervención de Navas, que montó barullo con un centro-chut. Sommer llegó a rozarlo, pero el realista no atinó a empalar el balón en el segundo palo. En plena ida y vuelta, Mehmedi se escurrió pero Gayá le siguió la estela. El suizo notó el aliento de valencianista en el cogote y disparó manso. A De Gea le contó como parada, pero tuvo tiempo para comerse un bocadillo antes de agacharse a por el balón.

Con el partido a otro ritmo, Luis Enrique metió a Canales y a un Traoré que nada más pisar el césped agitó el cotarro. Petkovic reaccionó con otro doble cambio en el que recurrió a Shaqiri, en el alambre por un amago de positivo. Fueron los mejores minutos de España. Tuvo el gol Merino.

El partido se apagó después. Solo se encendió en la recta final, cuando Luis Enrique bramó por un saque de banda a favor de España que sacó Suiza. El seleccionador no lo veía claro y recurrió a Rodri, que se juntó en la medular con Busquets para preservar la victoria cuando los helvéticos se estiraron. No fue un partido vistoso para el público, pero sí muy práctico de cara a los propósitos del seleccionador.