El fútbol se opone a la Superliga europea

Con Florentino como cabecilla, los ricos han puesto en jaque a la UEFA y a las ligas domésticas

El fútbol se opone a la Superliga europea

El fútbol se opone a la Superliga europea / SD

Rafa Marín

Rafa Marín

Las consecuencias son imprevisibles, pero el terremoto de la Superliga europea ha activado ya un proceso que se presume irreversible. Extrapolado al pasado siglo, el choque de placas tectónicas en el planeta fútbol evoca a cuando los campeonatos nacionales eclipsaron a los territoriales. El ejemplo más próximo, sin embargo, es el momento en el que el modelo NBA inspiró una rebelión similar en el baloncesto, tal y como explicó Florentino Pérez, presidente de la nueva competición. A excepción de los promotores, de momento el posicionamiento es muy claro en el mundo del deporte rey, del deporte en general y hasta del planeta en su conjunto. Federaciones, clubes y gobiernos se han posicionado en contra de una competición semicerrada que amenaza los esquemas tradicionales y apuesta (más todavía) por el negocio antes que por los mecanismos de solidaridad y mérito deportivo.

La Superliga consiste en un torneo excluyente que impulsan 12 equipos y al que por ahora se resisten otros tres con los que han hablado (Bayern, PSG y Borussia), todos ellos con un ultimátum de días para subirse al carro. Tres españoles (Barcelona, Real Madrid y Atlético) seis ingleses (Liverpool, Manchester United, Arsenal, Manchester City, Arsenal y Tottenham Hotspur) y tres italianos (Juventus, AC Milan e Inter) han firmado un documento en el que se prometen beneficios de 7.000 millones para los participantes.

El fútbol se opone a la Superliga europea

El fútbol se opone a la Superliga europea

No es descubrir la pólvora la conclusión de que el motivo de la ruptura no es otro que el dinero de la Champions y su control, un pastel del que la UEFA se come el 40 por ciento. Tampoco es baladí la presencia del banco estadounidense JP Morgan detrás de este tinglado que tiene a Florentino Pérez como cabecilla de la disidencia y a Andrea Agnelli en la labor de agente doble: ideólogo iniciático y miembro del Comité Ejecutivo de la propia UEFA. Que los ricos quieran ser más ricos significa también que los pobres serán más pobres. No son pocos los actores de este circo que sostienen que el movimiento es un toque de atención para modificar los actuales repartos. El origen de las negociaciones, sin embargo, data de 2015.

Nocturnidad de la Superliga

El tan llamativo detalle de que el anuncio de la Superliga se hiciese a medianoche obedece a dos motivos. Por un lado, al impacto mundial en los mercados no europeos, targets de audiencia que se presumen claves para el nuevo producto. Por el otro, el jaque-mate al anuncio de Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, que ayer presentaba la reforma de la Champions League a partir de 2024, un intento de reforma con cambios para adaptarse a los nuevos tiempos y que nada cambie. «Es un escupitajo en la cara de todos los amantes del fútbol», clamó el esloveno, que no escatimó en lindezas para los rebeldes: «serpientes», «sucios», «vergonzosos»... Pese al rechazo y la guerra dialéctica, sin embargo, los primeros tiros apuntan a que será obligatorio un pacto entre los clubes y menos cuota de poder para la UEFA, quien de entrada ha hecho aguas con su propuesta de un remozado torneo con 36 equipos.