Joan Laporta ha dado explicaciones sobre la entrada de cerca de 30.000 aficionados del Eintracht de Frankfurt en el partido de cuartos de semifinales en el Camp Nou. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Las calles de Barcelona estuvieron abarrotadas de hinchas alemanes como si de una final o una cita de selecciones se tratara. Más allá de eso también fue sorprendente ver el estadio azulgrana todo de blanco y que a la postre supuso un ambiente en contra del Barça, que acabó eliminado. Hasta el propio Xavi Hernández explicó que les había afectado, porque parecía que estuvieran jugando una final en campo neutral.

Sin embargo Laporta ha asumido la responsabilidad, pero no la culpabilidad. El presidente del Barça ha asegurado que el sistema de control era "heredado" de la anterior directiva: "Las entradas tenían un mecanismo de control. Se intentaron comprar entradas desde Alemania en varias ocasiones. Insisto que hubo más de 27.201 peticiones desde Alemania . Los mecanismos de control estaban funcionando. Hemos observados que de los 37.746 abonados que pone que asistieron también hubo un grupo que hizo mal uso, el abono fue a parar a alemanes. Este sistema de seguridad lo hemos heredado".

En ese sentido Laporta insiste:  "Compraron entradas 7.800 socios con descuento. Tenemos el listado y actuaremos, a través de la comisión de disciplina y el departamento legal, pero tampoco tenemos la voluntad de perseguir a nadie, hay una gran decepción". Para el máximo mandatario barcelonista la clave está en las entradas que terminaron en aficionados del Eintracht sin pasar por los sistemas de control: "Los que vinieron sin entradas encontraron que entraron con el abono de algunos aficionados. Estábamos preocupados por que, si prohibíamos la entrada en ese momento, podríamos estar arrepintiéndonos de más cosas. El tour operadores no son el grueso, son las más de 29.000 entradas compradas y que acabaron en manos de alemanes, cuando ellos no podían comprarlas".

No obstante Laporta se disculpó por el error con sus aficionados: "También quiero pedir disculpas a todos los que sufrieron una situación no deseable, que se sintieron incomodados por una presencia masiva de seguidores alemanes"

En definitiva el presidente del FC Barcelona se ha lavado las manos en cierto modo, apuntando a que el club vendió correctamente esas entradas: "Como conclusión diría que el club no ha vendido entradas a los alemanes, más allá de las 5.000 obligatorias y de 500 VIPS. El club no es culpable, pero sí máximo responsable"