La temporada 2022/23 del Sevilla FC está siendo para olvidar, al menos de momento. A los malos resultados deportivos que está causando estragos e incluso ponen en entredicho el futuro de su entrenador Julen Lopetegui, ahora se suma una penalización económica a la que tendrá que hacer frente la entidad andaluza por el despido improcedente del jugador Joris Gnagnon.

El futbolista francés no guardará un buen recuerdo de su paso por el Sánchez Pizjuán, y menos aún con su desenlace. En verano de 2018, los sevillistas aceptaron pagar un traspaso al Rennes por 13,5 millones de euros. Sin embargo, el rendimiento de Gnanon siempre estuvo en el punto de mira y no logró asentarse. Con apenas 17 partidos disputados y una cesión intermedia a su club de origen, una drástica decisión llevó en el año 2021 a que el Sevilla prescindiera de los servicios del central mediante una rescisión unilateral y acusándolo de "falta de profesionalidad" al no estar en las mejores condiciones para competir, según la versión del club.

A pesar de que el Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación (CMAC) medió entre los representantes del Sevilla y el propio jugador para tratar de alcanzar un acuerdo, el caso siguió su curso en los tribunales. Tras este tiempo, en el que Gnagnon recaló en el Saint Étienne aunque actualmente está sin equipo, la justicia ya se ha pronunciado. Debido a su situación contractual, en la que le restaban dos años de contrato a Gnagon, el despido unilateral le costará al Sevilla FC un coste de 4,5 millones de euros, tal y como ha avanzado Estadio Deportivo a falta del anuncio oficial.

A sus 25 años, el galo busca rehacer su carrera y reponerse del duro revés que le dejó marcado en Nervión. Los problemas del futbolista se han sucedido, hasta el punto de que en su regreso a la Ligue 1 también quedó fuera de los esquemas de uno de los equipos más modestos por su discutido estado físico.