CASO NEGREIRA

"A Enríquez Negreira solo se le conocen tres palabras: Mercedes, Chivas y Davidoff"

Durante las tres temporadas en los que el Barcelona pagó 1,4 millones a la empresa de Enríquez Negreira, de 2016 y 2018, le pitaron 33 penaltis a favor y tres en contra

Fermín de la Calle

José María Enríquez Negreira no arbitró nunca, como colegiado catalán que era, al Barcelona. Pero si se analizan los tres años en los que el Fútbol Club Barcelona pagó 1,4 millones de euros a la empresa DASNIL 95 SL, entre 2016 y 2018, aparecen unos datos llamativos. Durante las tres temporadas de los pagos el balance es de 33 penaltis a favor y tres en contra mientras que en expulsiones son 23 a los rivales y 4 en contra, mientras que en las siguientes cinco campañas, ya sin el 'asesoramiento' de Negreira se le pitan 33 penaltis a favor, pero ya hay 19 en contra. Y en el apartado de expulsiones pasa de sufrir cuatro a ver 20 tarjetas rojas

Enríquez Negreira era parte del brazo armado de Victoriano Sánchez Arminio, el presidente del Comité Técnico de Árbitros. El catalán se encargaba de los informes de los árbitros de Primera y Segunda, mientras las categorías no profesionales eran asunto del gallego José Óscar Medín Prego. También tenía peso otro histórico del arbitraje español, Ángel Franco Martínez. 

Por entonces, los árbitros no hacían declaraciones ni concedían entrevistas. El silencio era la respuesta que encontraban todas las preguntas de los periodistas, pero el catalán pasó a la historia por una definición suya muy gráfica que hizo el periodista Alfonso Azuara: "Enríquez Negreira no habla nunca y cuando lo hace solo se le conocen tres palabras: Mercedes... Chivas... y Davidoff". Una gráfica descripción del mordaz periodista turolense que cada noche tenía en Onda Cero su programa 'Al primer toque'.  

El Barcelona siempre ha sido un club exquisito en el trato con los árbitros con detalles como regalar placas conmemorativas a los que alcanzan los 25 partidos, 50, 75... También ponía a disposición de los colegiados camisetas del club para que pudieran solventar algunos compromisos, práctica que después se ha generalizado en otros clubes como Real Madrid, Atlético... El colectivo arbitral siempre ha recibido un buen trato de los clubes, más aún desde que algunos ex árbitros se han integrado en la estructura como el caso de Santamaría Uzqueda en el Valladolid, Mejuto González en el Getafe o Megía Dávila en el Real Madrid. 

Durante los más de 25 años de Enríquez Negreira en la vicepresidencia del Comité Técnico de Árbitros, hubo un colegiado que se atrevió a denunciar las malas artes del CTA en el programa 'El Transistor', de Onda Cero. El andaluz José Luis Parada Romero confesó a José Ramón de la Morena, haberse ido "del arbitraje por la telaraña que hay. Ha sido lo mejor que me ha podido pasar. Un día me dijeron que iba a dejar de pitar al Madrid un tiempo porque tenía mucha repercusión".

Paradas afirmó que "la Federación se gasta un millón de euros al año en informes sobre los árbitros que no valen para nada. La organización arbitral se ha quedado caduca y se premia más la fidelidad que el talento". Y puso un ejemplo con nombre y apellido, Mateu Lahoz, quien impulsó la carta de apoyo a Sánchez Arminio siendo el árbitro que acudiría finalmente al Mundial. El andaluz terminó advirtiendo que "hay personas que cogen muy malos vicios" y concluyó afirmando que "me fui yo el que me fui contándole todo lo que pasó a Victoriano Sánchez Arminio y a Villar porque había muchas cosas con las que no estaba de acuerdo". 

Paradas se marchó después de que en un Real Madrid-Rayo Vallecano, el director del CTA entonces, Manuel Díaz Vega, advirtiese en plena reunión con el resto de árbitros que no había tenido valor suficiente para expulsar a Jose Mourinho, por sus protestas. El andaluz, que casualmente fue el único colegiado que expulsó al técnico portugués (en dos ocasiones), decidió retirarse a los 40 años dejando el terreno libre a Sánchez Arminio y sus secuaces. Entre ellos el hombre que hacía los informes sobre los árbitros, Enríquez Negreira.