Ciclismo

El Movistar gana una etapa recortada en un Giro decepcionante

La 13ª etapa se vio recortada a 74,6 kilómetros debido a las inclemencias meteorológicas

Einer Rubio celebra su triunfo en la polémica etapa 13 del Giro de Italia

Einer Rubio celebra su triunfo en la polémica etapa 13 del Giro de Italia / GIRO D'ITALIA

Sergi López-Egea

El Giro no vive para disgustos. Cada día sucede algo diferente, pero siempre negativo, aunque este viernes el conjunto del Movistar, hasta ahora anónimo en la carrera, haya podido sonreír con la victoria de su corredor colombiano Einer Rubio, que se adjudicó una etapa recortada, en la que otra vez no pasó nada, en una ronda italiana que solo se puede catalogar como decepcionante.

Si las etapas tienen 200 kilómetros no se ataca porque queda mucho y la tercera semana es muy dura. Si hace frío y llueve pues los ciclistas deciden por mayoría aplastante que lo mejor es anular puertos, subirse al autocar del equipo y dejar un día de alta montaña por tierras suizas en apenas 74,6 kilómetros, una invitación para que los líderes, si verdaderamente lo son, se atacasen entre ellos. Pues nada de nada, para mayor fortuna del Movistar.

Nunca ocurre nada salvo caídas, casos de covid, lluvia por todas las esquinas, un frío que verdaderamente es un tormento para los corredores, los que convocan a sus representantes, los que hablan con la organización del Giro, la que no puede convencerlos de que ha habido etapas mucho más duras, sin necesidad de que los ciclistas demostrasen que eran supermanes sobre la bici, sin el suplicio de padecer como animales de carga con la nieve derritiéndose en sus cabezas.

Nadie se mueve

Es el Giro en el que no se mueve nadie. Es la carrera que condena al ciclismo. Es el Giro donde lo mejor que se puede hacer es aprovechar la sobremesa para una siesta con el televisor encendido. Es que no hay por dónde cogerlo y es muy triste tenerlo que escribir cuando se ama y se disfruta profundamente de este deporte. Es malo de solemnidad.

Solo se mojan los que quieren ganar etapas como Einer Rubio, 25 años, un escalador en alza que animó el triste pedaleo del Movistar en el Giro. Lo hizo para alegrar la vida un poco a sus compañeros en un conjunto telefónico que no ganaba una etapa en una ronda de tres semanas desde que Superman López se impuso en el Gamoniteiro, en la Vuelta de 2021, donde acabó retirándose en la penúltima etapa cuando se le cruzaron los cables.

Venció, también, porque Thibaut Pinot, el más famoso de un trío en el que iba el ecuatoriano Jefferson Cepeda, que movió la etapa desde el inicio, actuó como un verdadero juvenil atacando tanto y a destiempo… hasta que se quemó.

Nada es igual sin Evenepoel

Por detrás, todos al trantrán del Ineos. Dos puertos, el primero la Croix de Coeur (la cruz del alma), marcado como una subida en la que se podía hacer daño y donde el Jumbo desaprovechó la ocasión de aislar a Geraint Thomas. No hubo siquiera ni la típica acelerada de Primoz Roglic, segundo de la general, en la zona de vallas.

Es el Giro de la decepción tras decepción, con pocas figuras, huérfano desde que el covid retiró a Remco Evenepoel y donde Thomas y Roglic no se pelean ni con muchos ni con pocos kilómetros en el horizonte. Hasta ahora, ojalá cambie el domingo o la próxima semana, ya no queda más, es un tristísimo desencanto, como un amor no correspondido. Para llorar.