Más allá del terreno de juego.
Más allá del terreno de juego

“No es fácil salir de tu país sin tu mamá ni tu papá…”, la orgullosa Selección española formada por historias difíciles

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  • Texto: Manu Nieto
  • 06 julio 2023

La Selección española de refugiados y en riesgo de exclusión impulsada por la RFEF debutó hace unos días en la Unity Eurocup, celebrada en Alemania y organizada por UEFA y ACNUR

“La vida en mi país no la tenía fácil. Mi familia es muy grande -yo soy el más pequeño de 18 hermanos- y mi padre no podía con todo. No había más dinero para comprarme libros y que yo pudiera estudiar, como otros hermanos mayores. A veces ayudaba a mi padre en su tienda de ropa, pero casi siempre debía quedarme en casa. Un día, unos amigos de uno de mis hermanos me encontraron llorando porque mis padres no me dejaban ir a jugar al fútbol -allí hay veces que desaparecen niños si van solos- y me dijeron que si iba con ellos para intentar venir a Europa”. Mamadou Traore (Abiyán, Costa de Marfil, 2004) era un adolescente cuando en 2018 se embarcó en un arriesgado viaje. Su frustración del momento por no poder dar patadas a un balón le llevó a tomar una decisión que cambiaría el rumbo de su vida hasta el punto de que hoy, con todos los papeles en regla, es el portero de la Selección española de refugiados y en riesgo de exclusión que acaba de terminar sexta en la Unity Euro Cup. Él y sus compañeros tienen más de un motivo para querer dejarse “todo” por la camiseta de España.

“Mis padres no se lo creían. Al principio dudaban y algún hermano también se pensaba que era broma. Todavía algún amigo no se lo cree hasta que les enseño un vídeo”. Desde hace unos meses, Mamadou entrena todos los sábados con su chándal de España en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Es uno de los once internacionales que componen esta Selección de fútbol 7 dirigida por Juan Carlos Pedraza y Jesús Paredes. Acaban de representar a España en la Unity Euro Cup 2023, celebrada en Alemania y organizada por UEFA y ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados). Han finalizado sextos de las 16 naciones representadas, aunque el resultado es algo secundario cuando el premio es celebrar la integración de miles de vidas en distintos países europeos.

La Real Federación Española de Fútbol, con Jacinto Alonso al frente como presidente del Comité de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de la RFEF y presidente de la Federación Riojana de Fútbol, ha participado por primera vez en este evento (esta ha sido su segunda edición) con un equipo formado mediante su colaboración con las Fundaciones Pinardi y Red Deporte. El grupo lo componen personas refugiadas o en riesgo de exclusión de países como Mali, Costa de Marfil, Honduras, Afganistán, Ucrania o Marruecos y el deseo de la RFEF es aportar su granito de arena en difundir la paz, integración y la solidaridad entre mujeres y hombres de todo el planeta, sea cual sea su procedencia, teniendo al balón de fútbol como plataforma para impulsar todo este mecanismo de integración social.

La Federación española manda un mensaje de paz social desde un campo de fútbol al tiempo que ofrece a sus seleccionados una recompensa después de haber tenido que abandonar su país y su familia por diferentes motivos. Son 11 ‘internacionales’ y cada uno tiene una historia diferente. En el caso de Mamadou no va a ganarse la vida como futbolista. En este tiempo viviendo en España, el joven de Costa de Marfil se ha sacado 2º de la ESO, por las mañanas estudia mecánica y por las tardes estudia cocina. Desde que tiene los papeles en regla y puede trabajar, esta tarea formativa es acompañada por un empleo en un restaurante. “Durante todo este tiempo he seguido hablando con mi mamá y mi papá. Y ahora, en julio, por fin voy a poder verles”, comenta Mamadou, quien desea contarles en persona todo este aprendizaje y la experiencia que está viviendo con la camiseta de la Selección española.

“Salir de su país y verse en este torneo debe de ser tremendo. Son historias muy duras las que tiene cada uno de ellos y sólo verles las sonrisas, con la ilusión que se han preparado cada entrenamiento y el cariño… ya me vale. Es increíble cómo este torneo ha juntado a más de 500 personas integradas en diferentes países de Europa. Yo la única reflexión que les he dicho es que aprovechen la suerte de estar en España, el mejor país del mundo, y que ojalá tengan esa segunda oportunidad que han buscado porque para salir tan joven de tu casa tienes que echarle narices… el no ver a tu familia es muy duro”.

Juan Carlos Pedraza, entrenador.

“Quien llega aquí tiene que tener las cosas claras y saber por qué quiere venir. Yo me subí en casa a un camión y pasamos por Nigeria, Malí, Marruecos… Allí nos montamos en una patera y así llegué a Cádiz. He vivido en Aranjuez, Mejorada del Campo, en barrios de Madrid como Hortaleza y Lacoma, luego me fui a Rivas y con 18 años salí de piso de menores y ahora vivo en Carabanchel Alto gracias a la Fundación Pinardi”, explica Mamadou quien, además de jugar al fútbol cuando puede, también ha querido practicar otro deporte: natación. “He aprendido a nadar. En Costa de Marfil no pude y quería hacerlo después del viaje en patera”.

Mamadou Traoré, con 19 años, tiene la suficiente madurez como para asegurar que “las oportunidades que tengo las voy a aprovechar. Soy un luchador y también cuando me pongo la camiseta de España. No quiero simplemente jugar, quiero ganar”. De hecho, fue clave en la victoria por penaltis ante Malta que otorgó finalmente el sexto lugar a la Roja.


“Gracias a los españoles”

Además, en este caso, es su manera de devolver todo lo que siente. “A los españoles sólo les puedo dar las gracias. Quiero agradecer a los españoles todo porque no es fácil salir de tu país sin tu mamá ni tu papá… Y gracias a los españoles me abrieron todas estas posibilidades”, se sincera el joven.

Kelin Hernández (El Achiote, Honduras, 1999) es compañera de Mamadou en esta Selección y también comparte ese agradecimiento por vestir la Roja. “Estoy muy agradecida con España no sólo por mí, sino por cómo ha acogido a muchísimos hondureños más. Por eso me dejo todo representando a España. Quiero devolver algo de lo que me ha dado en cada entrenamiento y partido”. Este sentimiento es un punto común en cada uno de los protagonistas de este equipo, quienes no esconden ese orgullo y pasión.

“Cuando me llamaron me quedé ida”

En el caso de Keli, además, es especial porque en su pequeño pueblo natal de las montañas de Honduras, El Achiote, “entrenaba al fútbol todos los días, hacíamos alguna potra (pachanga), y los fines de semana organizábamos partidos. Allí es más común que aquí ver a chicas que juegan al fútbol, aunque aquí está más apoyado”. De manera que cuando le llamaron para jugar en esta Selección “les dije sin pensar “sí, sí”. Con que me digas fútbol es suficiente. Luego, cuando me contaron todo, me sentí muy emocionada por representar a España. Es un orgullo para mí. Me quedé sin palabras, ida, y pregunté que si era en serio… Después, lo primero que hice fue llamar al trabajo para pedir esos días para jugar en Alemania”.


Kelin cumple este verano 5 años desde que llegó a España. En Honduras comenzó la carrera de Dirección de Empresas mientras cuidaba a dos niños para, a duras penas, pagarse estudios y necesidades básicas. En su familia son ocho hermanos y hermanas y la vida no le ofrecía muchas posibilidades de crecimiento, por eso aceptó la recomendación buscar una vida mejor en España, aunque por el camino fue engañada porque no era tan sencillo como le dijeron. Diferentes complejos episodios -que Kelin prefiere no detallar- acompañaron su llegada hasta que después de permanecer casi dos semanas en el aeropuerto de Madrid obtuvo pudo finalmente entrar en nuestro país.

La Fundación Pinardi la acogió y ahora, con su trabajo en hostelería y su pasión por el fútbol, se muestra “muy feliz. Estoy muy contenta con todo lo que estoy haciendo. Y ahora más con la Selección española. No quiero dejar de entrenar y ahora quisiera entrar en algún equipo de fútbol femenino”, algo que dejó prácticamente aparcado desde que aterrizó en España.

“No quiero verte jugar con chicos”

“Me acuerdo que mi mamá me llevaba de las orejas a casa y me decía: “No quiero verte jugar con chicos. Me tienes que ayudar a mí en casa”. Y ahora se ríe porque sabe que estoy jugando con chicos”. Y porque sabe que su hija es feliz aunque haya pasado por algún trámite tormentoso. Ahora tiene motivos para sonreír cada día y dibujar en su rostro la imagen de la esperanza.


Estos son sólo dos ejemplos. Está también el de Ebrahim, afgano graduado en la Universidad de Derecho y Ciencias Políticas que debió abandonar su país porque temía por su integridad. Y los de Abba, Moussa, Madi, Boubacar, Toumani y Hamsa, que desde Mali dejaron familias y trabajos en busca del mismo sueño de formarse y trabajar que Mamadou, igual que el del marroquí Adessamad. También Olena, la última en llegar a España desde su Kiev natal por la guerra que sufre Ucrania, ha encontrado en el cobijo de España un refugio en el que trabaja y vive con sus hijos y puede disfrutar también de su pasión, el fútbol.

Muchos kilómetros y duras situaciones vividas para poder representar a España en la Unity Euro Cup 2023. Lo han hecho con orgullo y agradecidos. Esta no es la Selección española más talentosa de entre todas las que cuida y mima la Federación, pero quizás sea una de las que más alegría y felicidad irradia a toda la familia que compone la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. En este caso, el orgullo por formar este equipo es mutuo.