Qué haría cualquier entrenador si su presidente le diera la orden para que un jugador actúe en una demarcación concreta. Lo digo porque Silvio Berlusconi, propietario del Milan y presidente italiano, le ha dicho clarito al entrenador ´rossonero´, el ex valencianista Leonardo, que el brasileño Ronaldinho juegue como delantero por «imperativo categórico». O sea, o hace caso a la indicación del mandamás o se va. Y no se lo ha dicho a la orejita, ni en una cita privada, sino con todos los focos para que se entere todo el mundo. Afortunadamente las formas de Llorente nada tienen que ver con las del desprestigiado Berlusconi, pero no estaría de más que el presidente y el técnico ajustaran algunas cositas. Del estilo (y les aseguro que se trata sólo de una suposición), que no está bien que los enchufados del cuerpo técnico sean siempre titulares, o que todo el grupo debe remar en la misma dirección. En definitiva, una charla amistosa de esas que tienen siempre los grandes gestores en recursos humanos.

Decisión

Aprovechando la ocasión, el presidente le podría preguntar al jefe del banquillo valencianista si ya ha elegido quién es más importante, Banega o Fernandes, Zigic o Miku, Vicente o Jordi Alba, Dealbert o Alexis. O si Maduro es el cuarto o quinto central. Estaría bien que al menos lo supiera Llorente, porque mañana jugamos el primer partido oficial y a algunos nos da la sensación de que el equipo está un poquito verde.

Control

Pero vamos a ser positivos y pensar que Emery tiene la situación tan controlada que todo lo que ha hecho hasta hoy son pruebas para tener muy motivado al grupo y por eso alineó dos once distintos en Old Trafford, que viene a ser algo parecido a la catedral del fútbol mundial. De todas maneras, ahora cuando pase la broma Dalport, Emery sabrá que lo de Llorente no es una leyenda.