En el fútbol está todo inventado, por eso desconfío de innovadores de salón. No existen jugadores multiusos. El que es central es central, el mediocentro es mediocentro y el delantero el delantero. No me gustó ayer el Valencia. No me gustó su planteamiento inicial. Emery dijo la víspera que iba a por el partido y parecía una prueba de pretemporada. Se equivocó. El Valencia tenía la obligación de convencer y ganar, para seguir con la ilusión generada. No se puede cambiar todo el once. Primero, porque se da la sensación que salen todos los suplentes y si fracasas como ayer, te obliga a poner a los titulares siempre, con lo que has matado la mitad de la plantilla a las primeras de cambio. Porque el próximo 1 de octubre llega el Génova, el teórico rival del grupo de la Euroliga, a Mestalla y ahí debes ganar sí o sí.

Daños colaterales

Michel, Miku y Alba, tres de los valores emergentes del Valencia, fueron señalados como los culpables al ser cambiados. No es justo. Cualquier manual de entrenador señala que las rotaciones son de cuatro o cinco jugadores, pero manteniendo la coherencia en las líneas, cosa que se olvidó ante el Lille.

Corregir

Afortunadamente hay tiempo para rectificar, pero el mejor entrenador es el que no se nota, es humilde y admite el error.