Gracias a la dictadura de la FIFA, UEFA y sus federaciones satélites tenemos un inicio de Liga ´interruptus´. Empezamos a finales de agosto, paramos y seguimos el segundo fin de semana de septiembre. Este año se ha hecho corto por la victoria balsámica de Málaga y el fichaje de Stankevicius sobre la bocina. Pero, ¡por fin!, mañana vuelve el fútbol a Mestalla con muchas expectativas. Con la posibilidad de que Soldado y Aduriz jueguen juntos, con un Banega triunfal tras su partidazo ante España, la esperanza del Chori Domínguez, el reencuentro de Mata, Pablo, Joaquín, Vicente y el resto de la plantilla, porque por primera vez en mucho tiempo Emery tiene la enfermería vacía. Así que hoy, o mañana tempranito, conoceremos la primera convocatoria, muy orientativa de quién forma al final el núcleo duro del equipo y qué pasará con Fernandes, Feghouli y Dealbert, que junto con Guaita son un cuarteto con todos los números para entrar en pocas citaciones. Pero ojalá ese sea el gran problema de la temporada, porque querrá decir que todo marcha muy bien.

Refuerzo

Stankevicius estará en Mestalla, seguro, aunque veremos si vestido de corto. El lituano aterrizó después de dos partidos internacionales y en forma. Sin embargo, la prudencia recomienda unos cuantos entrenamientos antes de entrar en el equipo y el calendario ajustado de las próximas semanas da muchas opciones para un debut sin urgencias. Lo más importante es que su aportación a la defensa blanquinegra sea para dotarla de más seguridad y contundencia, porque el Valencia necesita más que nunca una zaga equilibrada, el primer paso para no encajar muchos goles.

Emoción

El duelo ante el Racing también sirve para pulsar el ambiente de la cátedra de Mestalla, tan exigente pero al mismo tiempo efusiva y apasionada cuando ve a los suyos dejarse el alma en el campo. El valencianismo ha pasado de un primer escepticismo anunciado por la marcha de algunas estrellas, a una ilusión para que el equipo se comporte como tal. Sinceramente, creo que hay motivos para la esperanza.