Andamos un poco melancólicos, para qué nos vamos a engañar. Aquel ´poder taronja´ de mediados de la década pasada siempre nos viene a la cabeza, cuando el Valencia optaba a todo, pero, como quien vive de recuerdos, muere de realidades, propongo que abramos la etapa ´supermandarina´. Es el momento adecuado, coincidiendo, ni más ni menos, con el lanzamiento al mercado de una mandarina más fácil de pelar y sin semillas. Sí, una empresa citrícola de Faura —cuna de ese gran pilotari zurdo que es Álvaro— ha sacado una mandarina de color naranja intenso con ´superpoderes´, llena de vitamina C y piel fina que se desprende fácilmente. La idea de crear esta línea de mandarinas surgió de la preocupación por el aumento de la obesidad infantil, así que podemos adaptarla a nuestro particular aumento de falta de motivación de una gran parte del vestuario del Valencia. ¡Supermandarinas para todos!

Cuarteto

Tino Costa, Éver Banega, Topal y Maduro son los cuatro centrocampistas que nos quedan en condiciones, por lo que Emery deberá elegir dos para el próximo domingo, a no ser que vuelva al 4-3-3, que no creo. Sobre el papel hay dos organizadores, los argentinos, mientras que los otros dos son de contención. Ayer probó la pareja Costa-Maduro, que parece la más razonable. Primero porque Tino Costa imprime una velocidad distinta al equipo, que va mejor para las jugadas de ataque y para la rapidez de Aduriz y Soldado. Pero su capacidad ofensiva le hace perder la posición protectora, por lo que su compañero en la medular debe ser alguien con poca capacidad para la distracción y que a su vez también saque el balón en condiciones, y en este momento el holandés está mejor que Topal.

Lamentable

Más que curioso. Hubiera preferido Xavi, pero Messi es un auténtico astro futbolístico menos para esos que ahora sólo están enamorados de Portugal, los mismos que callan en el apartado de entrenadores donde ganó el maleducado Mourinho a Del Bosque y Guardiola. Siguen confundidos: antes pensaban que España era el Real Madrid, ahora, que el fútbol lo inventó Mou.