Tras dos amargas derrotas es lógico que todas las miradas se dirijan al banquillo. Craso error. Emery no engaña. Después de casi cuatro campañas en el Valencia su capacidad de liderazgo era conocida. Hay que estarle muy agradecido, aunque los festejados terceros puestos han sido más por deméritos de los otros, que por méritos del equipo que entrena. La responsabilidad es del presidente. Manuel Llorente hizo caso omiso a todos los que aconsejaban un cambio de entrenador, para intentar un nuevo ciclo. Él solito asumió el riesgo. Que apechugue con ello, pues. El resto de consejeros, junto con el secretario técnico, quedaron entonces retratados y hasta hoy todos asumen con alegría —qué buenos son que nos llevan de excursión— su papel secundario. Quien tenga criterio propio se queda sin foto.

Emergencia

Llorente ha sido un buen presidente del gobierno de salvación nacional. El Valencia estaba herido de muerte y su gestión espartana en los números ha sido tremendamente positiva. El club empieza a salir del túnel. Sin embargo, como sus antecesores, lo estropea en la parcela deportiva, mira por donde, la más importante. El valencianismo empieza a estar un poquito harto de que los mandatarios gestionen la entidad para su mayor gloria. Lo que importa es el equipo y los resultados. Y cuando eso no funciona, la prioridad siempre está en el campo, los despachos nunca fueron aliados de Mestalla.

Creciditos

Llevamos muchos años buscando inversores lejanos para la supervivencia del Valencia CF, olvidando a los principales inversores, los valientes que todavía van a Mestalla, los peñistas y todo el valencianismo de a pie. Así nos va. El estadio, el viejo, cada vez cuesta más llenarlo y el desapego al club crece a la misma marcha que los vaivenes de las últimas directivas. No hay referentes en un equipo, que como le gusta repetir a Emery, sigue creciendo. Sería una desesperación que siga las etapas de crecimiento humano, pues en ese caso hasta cumplir los 18 aún nos queda.

Conspiraciones

Los movimientos contra Llorente se produjeron desde su primer día en la presidencia. Parece que algunos van en serio ahora. Incluso dicen que el próximo verano será movido. Hasta lo que conozco, hay en marcha dos operaciones. Una excesivamente populista que quiere aprovechar el momento financiero actual y otra de más calado, que sin prisa pretende un cambio radical de la Fundació para dar de nuevo el poder a los accionistas. Ambas, sin embargo, alejadas de la gran solución, que pasa por construir un equipo competitivo que pueda aspirar a lo máximo.

Atención

Aquel lema ´Per un València campeó´ recuperó la autoestima a todos los niveles, generó una corriente positiva que cuando fue bien gestionada en el campo dio los resultados conocidos. Después ha habido muchos que se han aprovechado. El compromiso debe ser volver a los orígenes. Recuperar la confianza en el equipo y afrontar los partidos, los importantes y los otros, con carácter. Dejar de aburrirse, en definitiva.

Objetivo

Mientras tanto, Unai Emery debe dar un paso al frente, ser él mismo y dejarse de influencias externas. Manuel Llorente ser más transparente y decir lo que verdaderamente piensa del técnico, del equipo, de Vázquez, de Bankia y de todo lo que llamamos el entorno. Los jugadores están más expuestos. A algunos es evidente que les viene grande el escudo. El Valencia CF necesita once como Soldado.

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