La carrera deportiva de Carlos Sainz no ha sido un camino de rosas y a pesar de ello, su envidiable palmarés está al alcance de muy pocos. Pero si hay algo que le honra por encima incluso de su talento y de sus títulos del Mundial de rallys o del Dakar, es su competitividad y su hambre de victoria con 55 años. Hay que amar mucho tu deporte para, con esa edad y la vida resuelta, afrontar una nueva aventura del Dakar en la que no pocos se han dejado la vida por cumplir su sueño. Su gen competitivo y ganador ha hecho olvidar con los años ese otro lado de mala suerte que le ha perseguido en determinados momentos de su carrera. Mantener esa motivación y ganas de competir es lo que diferencia a los grandes deportistas de las leyendas del deporte. Y él es una.

En deuda con Barreda

El que la sigue la consigue y si además tienes talento innato y capacidad de sacrificio, la recompensa tiene que llegar tarde o temprano. El Dakar tiene una deuda pendiente con Joan Barreda y lo justo sería que no tardara mucho en cobrarla.

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