David Ferrer sabe lo que ganar tres Copa Davis y lo que es celebrar otros tantos títulos en casa con el ya desaparecido Valencia Open, pero nunca antes había vivido un partido más emotivo que el de ayer en la Plaza de Toros. Sobre su espalda estaba la responsabilidad de hacer valer las victorias de Nadal y de sellar el pase de España a las semifinales de la Davis. El destino le había reservado esta posibilidad a sus 36 años y la aprovechó siendo fiel a sus señas de identidad: esfuerzo, garra, tesón, coraje y talento. Porque sin ellas no habría sido posible el milagro de la remontada cuando parecía ya todo perdido con el 3-4 y 15-40 en contra en el quinto set.

Nadal tiene razón

«Puede ganar o perder, pero lo que nunca va a hacer David es fallar porque lucha cada punto y acepta todas las adversidades, está educado así». Esta frase de Rafa Nadal resume a la perfección lo que es Ferrer, porque ¿alguien duda de cómo le habría despedido la afición en caso de acabar perdiendo ante Kohlschreiber? Quien da todo lo que tiene no está obligado a más y la afición siempre ha sabido reconocérselo, en València y en cualquier parte del mundo. Y si no que se lo pregunten a Boris Becker, quien lo definió al final del partido como 'corazón de león'. Todo un ejemplo para su futuro hijo que nacerá en los próximos días, a quien alguien le contará la grandeza de su padre y su gesta en los cuartos de final de la Davis contra Alemania.

Adiós a esta Davis

València no había vivido nunca una jornada tenística como la de ayer. El número 1 del mundo contra el número 4 de la ATP para empezar y el ídolo local, David Ferrer, en un quinto partido de infarto para darle a España el pase a las semifinales de la Copa Davis. Una fiesta del tenis que había que saborerar minuto a minuto porque puede no darse nunca más. El nuevo modelo de competición que lidera Gerard Piqué reducirá esta fiesta a una sola semana y en la ciudad que más pague y tenga instalaciones para ello.

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