Sin Euroliga ni Liga Endesa, con los jugadores entrenando en sus domicilios por las restricciones impuestas para evitar el coronavirus y con el recuerdo de aquel atípico partido a puerta cerrada ante el Armani Milán, los aficionados taronja -como los del resto de equipos- se han encerrado en sus casas para aislarse del mundo y luchar así contra una pandemia que puede marcar un antes y un después en la historia de la humanidad. La salud está por encima de todo y el deporte, como tantas otras cosas, queda en un segundo plano. Pero a pesar de ello, en este difícil contexto, los aficionados del Valencia Basket -aunque el club aún no la haya hecho oficial - del acuerdo de renovación con Bojan Dubljevic, a falta solo de la firma. Una renovación clave que pone la primera piedra del ambicioso proyecto de futuro, con la construcción del Arena en el horizonte.

Bojan, un caso único

Tras ocho años en el Valencia BC, el compromiso de Dubljevic con los colores taronja está fuera de toda duda, pero aún así, no está de más destacar la suerte que tiene este equipo de poder seguir contanto con él al menos tres años más. Podría jugar en cualquier equipo de Europa e incluso con una ficha más alta pese a estar muy bien valorado por el club. Pero él siempre apuesta por el Valencia BC. Ni se deja querer por otros clubes, ni utiliza otras ofertas para reclamar más dinero ni espera a saber si el equipo jugará la Euroliga o la Eurocup. Es feliz aquí, se siente un valenciano más y tiene un proyecto con el que seguir creciendo. Su camiseta acabará en lo alto del pabellón junto a las de Luengo, Rodilla y Rafa Martínez