Cuestiones deportivas y económicas obligan a la Euroliga a apurar al máximo sus opciones de poder acabar la competición, pero son tantos los frentes que se le han abierto en estos primeros días de confinamiento por el coronavirus, que se antoja casi imposible que pueda acabar bien, aunque solo queden seis partidos de Fase Regular antes del playoff y de la Final Four. En el mejor de los casos, suponiendo que la crisis sanitaria concede un respiro y se puede retomar la competición, esta podría continuar a puerta cerrada, pero aún así, con jugadores lejos de su mejor forma y, lo que es peor, otros que ni estarían, ya que no son pocos los que se han ido a sus respectivos países en un contexto en el que la amenaza del cierre de fronteras es más que seria. Por no hablar de equipos como el Fenerbahce, que tiene a tres de sus mejores jugadores con coronavirus y que difícilmente tendrán tiempo para recuperarse y coger la forma para competir en igualdad de condiciones con el resto. Si a todo ello se le suma que la competición se disputa en diez países distintos, más difícil parece aún el regreso a la competición. Pero, ¿y si no acaba de jugarse?. Ahí habría otro problema. Respetarían la clasificación actual o se cancelaría la temporada para repetirla. Solo este caso ayudaría al Valencia BC a volver a la Euroliga.