En apenas 15 minutos Manuel Llorente despejó casi todas las dudas que llevan meses trastornando el sueño de miles de valencianistas. Ya sabíamos que la situación económica del Valencia era difícil. Viendo las gráficas y el desglose de los números se hace todavía más duro, por eso a estas alturas todavía resonarán en muchas cabezas algunas de las palabras del nuevo presidente, en las cabezas de todos los que estaban esperando que llegase alguien para decirles que con coraje, con trabajo y con ideas el Valencia volverá a ser uno de los grandes de Europa. Sin promesas mesiánicas ni maniobras orquestales en la oscuridad, sólo con gestos y palabras que anuncian hechos. En esos 15 minutos supimos que el Valencia va a tener buenos jugadores, porque sin un equipo competitivo no es posible superar la crisis. También que no se va a vender a ninguna figura a cualquier precio porque hay otras soluciones financieras, porque lo último es potenciar a Madrid y Barcelona. Queda para las próximas horas alguna que otra incógnita por despejar. La más gorda es saber cuánto tardará Juan Soler en desaparecer del Valencia CF, pero ni siquiera es suficiente para robarnos hoy el sueño. Ni los sueños. Si además con la ampliación de capital consigue cumplir aquello de que el Valencia sea un club «más democrático y popular», habrá contentado a todos los sectores relevantes del valencianismo.