Hay muchas jugadas para hablar y no parar, pero basta con la primera para dejar claro que el Valencia tiene arriba tres personajes de mucho cuidado. para quienes los sufren, se entiende, porque es el Valencia el que los disfruta. Silva abre a la banda y de inmediato busca el centro del área. Tiene otras virtudes, pero también la del gol. Mata recibe y la pone, Villa se cruza como quien no quiere la cosa y se lleva a los defensas al tiempo que Silva detecta la maniobra del campañero y busca el hueco, ese mismo a donde va el balón, para rematar de cabeza el primer gol. Así de simple es el fútbol cuando se tienen futbolistas como estos, así de fácil y así de bello.

El precio justo

La pregunta va para la ´clack´ que acompaña y jalea las andanzas tanto de Florentino como de Laporta, los que lo hacen desde dentro y también los de fuera. ¿Cuánto creen ahora que valen jugadores como Villa, Silva y Mata? ¿Cuál dirían que es, como decía Joaquín Prat, el precio justo? Sea como sea, a estas alturas hay algo de lo que ya no hay duda. Si tienen algún precio, ese precio debe ser escandalosamente escandaloso. Y cada día que pasa lo es más.

El trabajo de Emery

Con tres jugadores así en el campo, todo lo demás tiene que ser necesariamente más fácil. Porque uno corre más a gusto, pelea y recupera el balón cuando sabe que la contra tiene muchísimas posibilidades de ser gol. Más preocupado debe estar el rival. No es que el trabajo del entrenador sea fácil, pero muchos serán los que quisieran estar hoy en el sitio de Emery y tener la oportunidad de llevar a este equipo, que con todas sus teclas es un muy buen equipo. Y lo es mucho más cuando física y mentalmente está a la altura.

Gol de Moyà

Por unos minutos Miguel Ángel Moyà alimentó sin quererlo el debate de la portería y el Valladolid encontró el premio a su esfuerzo con el gol del empate. Más que premio, fue un regalo. Ahí quedó la cosa porque después, el mallorquín demostró que hay portero más allá de que algún balón se le resista algo más de lo debido.