Aprovechando que el partido de Manchester nos dio una idea de dónde está hoy el Valencia, hoy 9 de agosto, es buen momento para intentar aproximarse todavía un poco más. El equipo de Emery, en esencia, tiene casi los mismos defectos que en temporadas anteriores, si bien agravados por esa evidente pérdida de calidad que el aficionado ya tiene más que asumida y que tiene nombres propios. Empieza a circular el runrún de que falta gol, pero haremos mal si señalamos por ello a los delanteros. El problema, o mejor seamos positivos como Mata, la solución está un poco más atrás, en ese centro del campo donde el nuevo sistema parece haberse engullido a Banega, el futbolista que un año atrás se cargó el equipo a la espalda. Además, tanto Soldado como Aduriz acaban de llegar, todavía buscan a quién asociarse y tampoco van a tener la culpa de todos los males de este Valencia. Que, por otra parte, tampoco son tantos. Sin duda hubiera sido mejor ganar al Marsella y al Manchester City, pero siendo realistas, el equipo no está para ello. Otra opción es jugar contra un equipo al que se pueda ganar 3-0 andando y todos tan contentos, pero no sería serio aunque otros lo hacen. Pasamos página de la derrota con los amigos de Silva, aceptamos que el equipo dio la cara en clara inferioridad de preparación física, pero tampoco nos pasemos de indulgentes. El equipo tiene que mejorar y hay que empezar a marcarse metas. El jueves en Palermo han de verse más cosas y la fecha del 18 de agosto, la presentación con la Fiorentina, empieza a vislumbrarse como el partido del verano. Hace un año el Arsenal caía en Mestalla en un partido brillante del Valencia.

La afición del City

De este último partido hay una cosa que llama la atención. Juega el equipo que más ha gastado en fichajes, el proyecto de una serie de inversores árabes que quieren ganarlo todo. Con todos los flamantes fichajes sobre el campo, en pleno mes de agosto con todos los ´kids´ de Manchester y alrededores de vacaciones, a una semana del comienzo de la Premier y con precios populares en la tribuna familiar del no menos flamante estadio del City, pero el estadio tenía casi la mitad de las gradas vacías.