Todos sabemos que puede dar mucho más de sí. Porque lo hemos visto, porque lo hemos disfrutado. Lo intenta, pero este no acaba de ser el Mata que aportaba alegría, diabluras, que exprimía como nadie su condición de tapado y resolvía mil papeletas. Da la impresión de que entre unos y otros le hemos provocado una especie de bloqueo. Al lógico ataque de responsabilidad —aún tiene 22— hay que sumar una buena dosis de confusión, del que nadie se tendría que sorprender cuando hace más de un mes estaba previsto anunciar su nuevo contrato y este es el día que nada de nada. Seguramente habrá cosas más urgentes que acabar con la inquietud de tu jugador más importante. Hoy lo único claro es que el Valencia necesita al Mata que emerge esos días en que, como el domingo, casi todo lo posible parece imposible. Llevamos con el asunto desde mucho antes del Mundial, así que, salvo que los planes sean otros, es momento de plantearse ya qué es lo que necesita Mata, ni un solo minuto más. Jugando jugando, esta es su cuarta temporada desde que dejó el Madrid para triunfar en Mestalla, así que ya tendrán más que claro lo que le pueden dar y lo que no.

Mata y Eloy

Su último gol en el derbi fueron tres puntos vitales ante el Levante, pero además fue el número 28 que consigue en Primera División con el Valencia. Es una cifra que no tiene mucho de particular, aunque son exactamente los mismos que hizo por ejemplo Pablo Aimar —el hombre de los 20 millones de dólares— en seis temporadas, los mismos que años atrás firmó Roberto Gil. Mata lleva ya 41 goles con el Valencia CF entre todas las competiciones, uno menos de los 42 que logró aquí su paisano Eloy Olaya.

Garrido no es tonto

El Villarreal debutó en Primera División en el año 98 y, vaya la casualidad, fue a hacerlo también en el Bernabéu. ¿Alguien recuerda lo que pasó aquel día? Que el Villarreal se puso 0-1 y después entre el árbitro y el Madrid lo barrieron. Lo mismo que el domingo. Juan Carlos Garrido, de verbo fácil y fluido, explicó muy bien lo que pasa con los árbitros en este escenario, lo mismo que llevamos años denunciando. «No lo entiendo, creo que aquí el árbitro pita con miedo, pita muy condicionado a equivocarse en contra del Madrid y no del Villarreal. No merecemos el mismo respeto claramente», dijo después de que, efectivamente, faltara bien poco para que la Policía los sacara de allí. Pero Garrido no es tonto, sí lo entiende, lo entiende perfectamente. Si el línea del derbi no se atrevió a levantar la bandera y ante la duda prefirió equivocarse contra el Levante que contra el Valencia, ¿cómo lo iba a hacer el de la banda de Mourinho por muchos fueras de juego que hubiera en la jugada del 3-2?

El hijo de Mourinho

Sobre el juramento de Mourinho, sólo una pequeña observación. ¿No hay otro sitio en el inmenso Santiago Bernabéu para ubicar al hijo del entrenador que detrás del banquillo visitante? ¿Va a celebrar ahí todos los goles a partir de ahora? ¿Están todos los demás equipos obligados a soportar esta barriobajera humillación? ¿Pueden los entrenadores rivales celebrar sus goles delante del banquillo de Mou sin temor a ser ajusticiados? ¿Algún árbitro lo amonestará alguna vez por salir de su área técnica y provocar a los equipos rivales? Sobre la redacción del acta, un bochorno, un atraco. Más de lo mismo.