Ya se habrán dado cuenta a estas alturas de que el silencio, la discreción y hasta el miedo del Valencia CF a hablar de Gregory van der Wiel nada tiene que ver con la naturalidad con que lo está haciendo en los últimos días el Ajax. Que nadie se extrañe porque es totalmente lógico. Para el Valencia, al menos eso piensan ellos, cada vez que sale el tema sube el pan. Al club holandés, una vez comprobado que el jugador tiene un acuerdo con el Valencia, lo que le interesa es que el lateral aparezca en todos los escaparates, saben que lo han de traspasar y cuanta más gente lo sepa mejor. Porque el Ajax de Amsterdam es un club vendedor y lo asume con toda normalidad. No hay problema. Ellos demuestran que se pueden vender estrellas sin dejar de ganar títulos y sin perder la consideración de ser uno de los clubes más prestigiosos del mundo. Tienen, además, una afición entusiasta que lo asume y disfruta como pocas. De allí han salido muchos de los mejores jugadores del mundo y obtener un beneficio por ellos es la única garantía para seguir formando estrellas.

Dos clubes

Aquí, mientras, todavía hay quien censura el traspaso de Villa por 40 millones de euros. Incluso sabiendo que la situación era límite, que no había otra salida y que aquello se hizo para evitar la quiebra y el caos. En el fútbol de las sociedades anónimas hay dos clases de clubes, los que lo fichan todo, pierden dinero y luego alguien lo pone, o los que venden para volver a fichar, a funcionar y a seguir creando ilusión. También hay otros, pero esos por decreto tienen un régimen especial y no son sociedades anónimas.

¿Fracaso?

Decía hace unos días que lo de Stamford Bridge no fue exactamente un fracaso del Valencia. Para fracaso lo del Manchester United, dicen que el club más rico del mundo que sin embargo vende a sus estrellas —Beckham y Cristiano— cuando considera que las ha rentabilizado y se las pagan bien. Por no hablar de su vecino el City, el de Silva y Agüero. Ellos, como el Valencia, tampoco estarán en los octavos de final de la Liga de Campeones. Puede que, estimulados por la campaña de imagen que ha puesto en marcha el club, todos contribuimos un poco a vestir el santo de la Europa League mucho mejor de lo que realmente es, cuando sabemos perfectamente que la Champions es la Champions, pero es que si de lo que se trata es mirar hacia adelante, con la Liga y la Copa es lo que hay. La Champions, hoy por hoy, es mirar hacia atrás.

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