Han pasado ya algunos días, pero sigue siendo difícil pensar en este partido como si nada hubiera pasado antes. Ya lo sabíamos, pero ayer comprobamos una vez más que el Barcelona es ahora mismo es vulnerable, pocos o ninguno de sus hombres están al cien por cien ni es aquel equipo infalible. Desde luego en Pamplona fue bastante más vulnerable de lo que parecía en estos dos partidos de semifinales. No toda, pero sí algo de culpa tendrá de ello el Valencia. Si hubiera estado al nivel que se le puede exigir, la final de la Copa no se habría escapado de la manera que lo hizo, de puntillas y casi sin hacer ruido para no llamar la atención. Así, con el Madrid ya eliminado, el equipo de Unai ha dejado escapar una oportunidad única para superar como hace cuatro años al Barcelona y jugarse la final ante un rival de los posibles, con muchas opciones de tocar metal. Tal como está montada nuestra jungla del fútbol, con dos equipos a tanta distancia del resto en tantas cosas, para sobrevivir hay que estar un poquito más listos.

Penúltimo

Evidentemente hoy no cabe esperar otra cosa que una victoria del Valencia en Mestalla. Se puede explicar una derrota en el Camp Nou, vale como excusa que el Barça es muy poderoso y muy bueno auque esta vez no haya sido exactamente así, pero cuesta imaginar qué dirían los protagonistas después en el caso poco probable de que las cosas esta tarde no salgan bien. El Sporting llevará tres años sacando tajada aquí, pero no hay que olvidar que ocupa puesto de descenso y además es penúltimo.

Palotazos

Unai y Braulio debaten sobre cuando conviene dar un pelotazo y cuando no. Curioso. Se supone que eso el entrenador lo tiene más que hablado con los jugadores. Y, por cierto, ¿la prioridad no era firmar defensas que juegan el balón?

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