Ahora que la necesidad aprieta es cuando más de uno empieza a darse cuenta de que en el fútbol lo más importante son los futbolistas y, por descontado, los aficionados. Demasiado tiempo, pues, han permanecido sentados contemplando y hasta alentando un divorcio que jamás traerá nada bueno para el Valencia. Por mucho que se empeñe el señor Bonmatí, al que después del ridículo ya podrían haber cesado de sus funciones como portavoz, en un club de fútbol todo ha de estar orientado en torno al jugador y todo el dinero se ha de invertir en jugadores, que efectivamente son los que después tiran los penaltis. Unas veces los meten y otras los fallan, pero siguen siendo tus activos. La pintura, la televisión, los paneles, las reuniones con posibles inversores, la recreación del futuro estadio? Todo es importante y todo está muy bien, pero si tus futbolistas no están contentos al final no eres nadie. Quizá llegue el mes de junio y los cambies a todos por otros, pero si tú no cambias pronto volverás a estar en las mismas. No se trata de mimarlos ni de restar con ello autoridad al entrenador, estilo Florentino cuando era nuevo en ésto, sino de poner en valor algo que en definitiva es el principal patrimonio que tienes y darle todo para que el rendimiento sea máximo. Como ha de ser también la exigencia. En el fútbol, eso es rentabilidad. Si esa es una de las razones por las que se han fijado en Rufete, entonces mucho mejor, porque estarán poniendo el dedo en la tecla. Si no es así más vale que ni siquiera le trasladen la oferta.

Joma

es más barato comprarla

Y hablando del valor de las cosas en el fútbol, parece ser que es más barato comprar la empresa Joma con toda su maquinaria y empleados que pagar la penalización que existe en el contrato con el Valencia para cambiar la próxima temporada a la marca de las tres rayitas. Así que, o mucho cambia la cosa o habrá Joma para unos años más.