Es, parece, el caso de Alcácer y el Valencia, en el que paralelamente a las negociaciones y a la discusión sobre cláusulas y cantidades hay una historia de amor y respeto mutuo que va mucho más allá. Paco, y lo dice él, apuesta por el Valencia porque es donde quiere jugar y el Valencia -se lo hemos escuchado reiteradamente Salvo y Rufete- solo quiere jugadores que de verdad quieran estar aquí y lo demuestren con hechos, que se dejen la piel por esta camiseta y se mojen en público y en privado como lo ha hecho el delantero con un discurso sobresaliente. No queda más que sentarse a esperar el anuncio de la feliz noticia no sin el firme deseo de que antes se produzca otra firma, la del acuerdo entre el banco y el futuro propietario del club. Y sobre todo centrarnos en el fútbol, en el partido del Espanyol y los que vengan después, en disfrutar con el equipo, que es el objetivo final de todos los disgustos que nos ha hecho pasar estos meses el Valencia CF.