Cuando se supo que Peter Lim pagó lo que pagó por Rodrigo y André Gomes leí más de una vez que Mendes le había tomado el pelo a su amigo de Singapur y que así le iba a lucir el mismo al Valencia en el futuro, cuando ambos fueran los dueños del club. Otros, por lógica o simplemente por prudencia, pensamos que quizá el precio pudiera parecer excesivo, pero primero había que ver jugar a los futbolistas en el campo.

Apenas han pasado tres jornadas y resulta que ni Lim tiene un pelo de tonto ni hay un solo aficionado de los miles que acuden a Mestalla a disfrutar del fútbol -cada día más- que cuestione lo que puedan haber costado esos jugadores, porque además de ser buenos dan espectáculo y un salto de calidad respecto a lo que ya teníamos. Eso por no hablar del acoso y derribo a una gestión que afortunadamente hizo el Valencia en su momento para convertir a Otamendi en el líder de la defensa.