El día que se anuncie la renovación de Paco Alcácer (y no está lejos) quedará claro el por qué de las cosas. Lo normal en la mayoría de los casos es que si tú quieres poner una cláusula de 80 millones de euros, el jugador y sus representantes te intenten sacar a cambio lo que no está escrito. Se verá, entonces, que no es así y que al final, por encima de cláusulas y contratos, lo que prevalece en esta operación es la voluntad y el valencianismo del futbolista. Aunque eso no quiere decir que la negociación no presente dificultades. Ha habido por medio un cambio de propiedad en el club, un inversor que exije a Salvo y Rufete plantear una cláusula prohibitiva, dos delanteros más (Rodrigo y Negredo) fichados por el Valencia, unos agentes (Toldrá) a los que Salvo había declarado la guerra sólo unos meses atrás cuando el caso Soldado, unos méritos y unas circunstancias que situan a Paco Alcácer con el '9' de la selección española y en el mejor escaparate posible para un futbolista que termina contrato en junio de 2016, o sea, la próxima temporada. El encaje de bolillos, sin embargo, está cerca de producirse a gusto de todos. Será una gran noticia.