Lo bueno de ser jóvenes es que de todo lo que ocurre cada día se aprenden muchas cosas nuevas, por eso lo que toca aprender hoy a este Valencia y también a su entrenador es a valorar que el equipo está vivo en la Copa del Rey de auténtico milagro. Y que son sólo seis partidos los que hay por delante para tener la oportunidad de pelear por un título de los de verdad, pero a este paso no llegamos. Más vale mentalizarse y tomárselo un poco más en serio, porque no siempre habrá tanta suerte.

Afición

Además de la clasificación para octavos de la Copa la otra buena noticia de la noche siniestra en Mestalla fue la afición, no porque la entrada fuera espectacular, que no era para tanto el partido, sino porque silbó lo justo al equipo cuando había que hacerlo y animó muchísimo cuando más lo necesitaban. Lástima que unos cuantos pretendan hacer de la animación otra cosa que nada tiene que ver con este espectáculo, con todos los alicientes que tiene el fútbol por sí mismo unas veces para sufrir y otras para disfrutar. A veces incluso ir de lo uno a lo otro, una y otra vez, en un mismo partido. Como este del Rayo, pero conviene no repetir más veces la experiencia, aunque solo sea por la salud cardíaca en general.