Lo del Calderón ya era de por sí un partidazo que ahora cobra todavía más interés por la caída del Real Madrid en San Mamés, que convierte en serio aspirante al título a aquél de los dos que consiga llevarse la victoria. Si empatan, ellos se lo pierden, aunque para el Valencia de Nuno tampoco es mal negocio porque supone ganar el enfrentamiento individual con otro de los candidatos a jugar la Liga de Campeones. Ese es de entrada el objetivo y la prudencia es en estos casos la mejor compañera de la ambición, que se personifica en el esfuerzo de Otamendi por estar en la gran batalla, o de la tremenda ilusión que despertaría en esta afición un triunfo ante el Atlético. El partido hay que jugarlo y para ganar hay que jugarlo muy bien, pero la prudencia no llega a empañar la realidad que reflejan los números que podrían situar al Valencia como mucho a seis puntos del líder a estas alturas. Por eso más que a un partido, el valencianismo va a Madrid en busca de un sueño, de una victoria que puede ser el comienzo de una nueva Liga.

Un sueño es también para Peter Lim tener en su equipo a Radamel Falcao, o al menos así lo era hace algo más de un año, cuando SUPER lo puso en su portada y salieron los listos de siempre a manchar nuestro buen nombre con sus majaderías. La diferencia entre aquella noticia y las que leemos estos días respecto a Falcao y el Valencia es que entonces era verdad. Y no es que Lim haya dejado de soñar con Falcao, lo que pasa es que el tiempo de los sueños pasó, ahora tiene una responsabilidad enorme que es hace del Valencia un club potente, que cumpla con las normas y pague sus deudas. Lo que es inventar, nadie se inventa las cosas, o casi nadie, pero hay muchas razones e intereses por los que un rumor llega a convertirse en noticia. En tantos años hemos aprendido incluso a entenderlas. Hoy, ni vendrá Falcao ni Lim ni el Valencia están pensando en Falcao, sino en ver cómo lo hacen para incluir los fichajes de Negredo, André, Rodrigo y Enzo sin saltarnos la próxima temporada el fair play financiero, que es entrar en Champions y aumentar de manera espectacular los ingresos. A partir de ahí, hay un trabajo serio detrás para mejorar la plantilla. Todo esto es lo que se habló en la reunión del Consejo de Singapur, en la que no estaba Mendes.