El arbitraje de Santiago Jaime Latre representa a la perfección lo que significa que con el Atlético el listón del juego violento está a una altura distinta con respecto a los demás. El equipo de Simeone se empleó con más agresividad, simuló golpes en la cara donde no los había, hizo más faltas y utilizó más los codos, pero el que se fue con ocho amarillas y un expulsado fue el Valencia. Después que no se vayan quejando cuando ven escrito que su fútbol va más allá de los límites, porque las imágenes los delatan. Pese a todo, en un partido de pocas ocasiones el Valencia pudo aprovechar la suya y llevarse este punto que hace justicia a un equipo que no deja de crecer. Nuno dejó un par de ideas interesantes, que el resultado hace más fuerte a su Valencia y que los jugadores supieron mantener la calma pese a ir por detrás, sabiendo que el partido a noventa minutos se iba a hacer más largo para el rival. La lucha por la tercera plaza existe y, visto lo visto, no es ninguna temeridad pensar que ahora mismo pueda ser más favorito el Valencia que el Atlético. El punto del Calderón sabe a más por varias razones y quizá estaríamos hablando de victoria si el partido dura cinco minutos más, o si la reacción llega cinco minutos antes.