Todos los focos de Mestalla estarán esta noche sobre la cabeza de Nuno y eso es inevitable. Salió de allí escaldado el sábado y para acabarlo de arreglar hizo lo que hizo en Barcelona. Poco podemos ayudarle a él para acertar el once, el planteamiento o la estrategia con que ganar el partido, él es quien toma esas decisiones con más o -ultimamente- menos acierto, sin embargo al equipo sí podemos ayudarlo y mucho a ganar. Todos. Los jugadores, por la razón que sea, han perdido la confianza en su fútbol, que sin ser exactamente lo mismo está bastante cerca de perder la confianza en la persona que los dirige. Mejor o peor, era su fútbol, su sello, el que le llevaba a ganar unas veces jugando bien y otras no. Y la gente estaba con ellos a muerte. Hoy, el equipo sólo empezará a recuperar esa confianza si se la damos todos desde la llegada al estadio, el calentamiento, el túnel de vestuarios y el minuto uno del partido. En serio, esta noche Nuno es mucho menos importante de lo que pensamos.