El problema más inmediato, aparte de ganar los partidos del Granada y el Olympique de Lyon, es ver cómo reacciona el entrenador ante la avalancha de críticas que le llegan desde fuera y también desde dentro, algo a lo que no estaba acostumbrado porque su Valencia nunca había jugado tan mal ni había encadenado tantos resultados malos. Dentro de esta especie de equipo-escuela en que se ha convertido el proyecto Champions, él es uno más de los que han venido a aprender. Y quizá a revalorizarse. Una posibilidad es que él siga a la suya porque al fin y al cabo todo esto no será más que un complot de la judeo-masonería para intentar echarle a la gente encima. Otra, que analice y explique a los jugadores qué es lo que queremos hacer para meter más goles y ganar los partidos. Y que acierte con el equipo que va a poner en estos dos partidos, porque el Valencia se juega mucho y con las bajas de Gayà y André Gomes no parece serio que vaya dando más ventajas a los rivales.