Alguno lo creyó así, pero la afición del Valencia no es tonta. Si de lo que hablamos es del Valencia CF, la pasión y el sentimiento que les une a todos, no tarda en detectar quién es trigo limpio y quién no, quien vino a trabajar y luchar para hacer más grande este club y quién pasó por aquí para servirse a sí mismo, a la par que a su amigo y representante. Por eso la gente no ha parado hasta echar a Nuno de Mestalla y ahora pide al propietario que recupere para el proyecto la figura de Amadeo Salvo. Ni más ni menos. Sucederá, pero mientras, hay que apoyar al equipo y a esta gente que entre todos los clubes que podían comprar eligieron salvar a este Valencia que entre todos los que pasaron antes por aquí habían hundido, que tienen un proyecto fuerte, quieren invertir más y a estas alturas parecen tener bastante claro cuáles son los fallos que han cometido. En la esencia no han sido muchos los errores, pero sí muy determinantes y que además les han salido muy caros, hasta el punto de generar cierta desconfianza, razón de más para saber en qué no pueden volver a fallarnos. Esa desconfianza se esfuma cada vez que la presidenta toma la palabra, su credibilidad está fuera de duda. Pero, ojo, hay que ganar en Eibar.
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